dilluns, 20 de gener del 2014

Otro día más, todo bien.

Hace días que no salgo de casa. Pero, ¿para qué salir? No le encuentro ninguna utilidad; no creo que haga que me sienta mejor. No estoy bien, pues claro que no. Pero salir no me haría sentir mejor, creo yo.
Hace meses que te fuiste. Pero creo que no sólo te fuiste tú. También mis anhelos, mis deseos, mi alegría, mis ganas. Mis ganas de vivir. Te llevaste parte de mí contigo, porque éramos uno, ¿recuerdas? Y supongo que yo era tuyo. Estaba a tu merced, chica. Podías hacer lo que quisieses conmigo. Y lo hiciste. Y no podía dejar de seguirte. Como perro callejero que no conoce otra vida que esa. Como fiel abeja que sigue haciendo lo que le han enseñado sin cuestionarlo. Nunca he sido bueno organizando mis sentimientos, ni tampoco en describirlos. Supongo que ahora que te fuiste es más simple. De la lista de sentimientos, tachaste para siempre alegría, júbilo, euforia, tranquilidad. Eso ya no existe en mi vida. Y remarcaste con fosforito miedo, soledad, indiferencia, tristeza, frío. Muchas veces siento como si tuviese un hoyo negro en el pecho. Entre lo que entre, nada me hace reaccionar. Creo que se podría definir como que una parte de mí ha muerto, aún estando vivo. Y lo peor es que no puedo trasplantarme nada. No hay nada que hacer. No le veo la salida. Estoy en un túnel con las salidas bloqueadas. Y de ahí nada me saca.
A nadie de mi alrededor parece importarle. Mi familia siempre ha pasado de mí. Mis amigos no se dan cuenta, y no se la darán jamás. Para ellos el amor es conocer a alguien, estar unos meses juntos, tirárselo y adiós. Recuerdo cuando también lo era para mí. Mírame, qué asco. En qué me he convertido. Siempre es lo mismo, día tras día. Quererte, extrañarte, odiarme, odiarlos, y vuelta al principio. Quiero salir de aquí, que mi vida recobre el sentido que tenía, no sé.
Pero nunca lo superaré.
Nunca te superaré.

-Alejandro.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada