dimarts, 13 d’agost del 2019

A ti te diría...

Espero que hayas logrado irte de todas aquellas personas que no han sabido verte. Y sé que han sido muchas. Espero que hayas dejado de escribir, aunque no del todo, sobre aquellas personas que pudieron ver eso tan especial que hay en ti. 

Espero que sigas igual de fuerte antes de sentir que caes y que sigas siendo igual de fría cuando te rompen por dentro, solo para que no te duela tanto. Quiero que sigas soportando el dolor como hasta ahora y que aún después de él, sepas volver a creer en algo que te acojona, y que te lances y vuelvas a subir por esa montaña rusa que nunca sabes donde acabará.

Quiero y espero que sigas abrazando con la misma fuerza con la que escribes y que te sigas aferrando en quién crees y en todo lo que tú crees y te hace feliz. Espero también que sigas redescubriendote y aprendiendo cada día algo nuevo de ti y, sobretodo, espero que no te de miedo hacerlo. Ni que te de miedo equivocarte porque hasta hace un tiempo era uno de tus pasatiempos favoritos. Espero que ahora puedas escuchar canciones que antes te dolían. Espero que rías, como nunca, como si la mayoría de cosas ni te importaran cuando en realidad, quien te descubre, se lleva el mayor tesoro de todos. Espero que lluevas y saques todo lo malo que sé que hasta hace poco todavía llevabas dentro. Y sobretodo espero, que hayas perdido el miedo a pasar por aquellos lugares donde personas decidieron irse mientras tú solo te quedabas. 

Querida yo del futuro, no sabes las veces que te he visto caer pero nunca jamás, me perdería la forma tan bonita que tienes de recomponerte y de poder con la vida.

dissabte, 10 d’agost del 2019

Dolor dormido.

Llegas de la misma forma que te fuiste, y no digo preciosa, hablo de la poca consciencia que tienes porque vuelves sin saber que eres capaz de despertar cualquier dolor que ya estaba dormido y en paz. El dolor, aparece y me saluda como si me hubiese echado de menos cuando él sabe la cantidad de tiempo y tierra que le he echado encima para poder enterrarlo. 
Eres como la sensación de haber recibido un portazo en las narices pero que ésa misma puerta acabe abriéndose de nuevo como si intentase lograr ser tu hogar. Hablo de ti como del resurgir de las cenizas que intentan volver a su estado natural solo para intentar volver a romperme unos esquemas que ya están más que rotos y, que ya no tienen tiempo para tonterías.

Fuiste casa y también pesadilla. Fuiste lluvia y polvo. Fuiste hueco vacío y esperas eternas. Fuiste un millón de te echo de menos y otros mil por qués que acabaron desgarrando todo lo que me atreví a dar de mí. Fuiste calma y tempestad y es que, me atrevería a decir que, entre ellas, siempre disfruté más de tu lluvia y de tu fuerza como si no destrozara. Y con ellas acabé aprendiendo que hay lluvias que es mejor disfrutarlas y otras llorarlas hasta dejarlas fuera.

Fuiste y vuelves a ser pero ahora solo eres herida que tan solo pica. Fuiste y, después de tanto solo hay dos cosas que tengo claras: la primera, hace un tiempo habría sido capaz de ir con todo si me lo hubieses pedido y, la segunda, que por mucha calma que fueses, por muchas lluvias en las que me quedé, quizás hoy ya no llueve pero una parte de mí siente que se acerca la tormenta y otra, que solo sé que quiero volver a casa.

-Ann.