dimarts, 9 de desembre del 2014

"Hoy es el primer día del resto de mi vida en el que me quiero."

Hoy os vengo a escribir algo muy distinto a lo que estáis acostumbrados a leer. Se me hace dificil porque no sé por dónde empezar; quizás por un "me odio" y espero poder llegar a terminar la historia con un "me quiero".
Sí, como oís; me odio. No sé cuando ni cómo empecé a hacerlo, puede que todo empezara cuando por ciertos motivos que no tengo por qué contar, engordé. En ese momento empecé a sentir que vivía en un infierno; la gente no dejaba de repetirme lo gorda que era -o soy- y lo horrible que llego a ser. Han habido veces en las que me he podido tirar más de diez minutos mirándome en el espejo y he acabado llorando porque no encontraba absolutamente nada de mi que me gustase. He llegado a llorar, he llegado a odiar el salir de casa sabiendo que la gente no dejaría de mirarme, temiendo cuántos "gorda" recibiría ésta vez. Preguntándome si ese día podría soportar el ser fuerte hasta llegar a mi habitación.

 He pasado días por no decir semanas fingiendo comer cuando no lo hacía, llegué hasta tal punto de desplomarme en el suelo por carecer de fuerzas por culpa de palabras que dolían más que los golpes. He llegado incluso a agacharme frente al lavabo; mirarlo fijamente y segundos antes de querer echar toda la comida, me he puesto a llorar como una tonta porque era incapaz de hacerlo, estaba a un paso de convertirme en aquello que me prometí no ser y, no quería, no podía permitirme el no ser fuerte ante algo cuando hasta ahora lo había sido. He llegado a levantarme del suelo aún teniendo en frente una de las posibles soluciones de ese problema, he mirado fijamente al retrete para después mirarme en el espejo, secarme las lágrimas y repetirme "hoy nos vamos a querer, ¿vale?"

Esos gorda me llevaron a tal punto de pensar que si sentía dolor físico, el dolor que tendría dentro se haría más llevadero. He sido tan tonta incluso como para acercarme algo cortante en la muñeca lo suficientemente cerca como para doler y solo me he quedado a nada, odiándome y diciéndome "esto no es lo que tú quieres"; he tenido la fuerza de voluntad de no hacer cosas que me habrían dejado marca de por vida. A día de hoy me miro las muñecas sin una sola herida porque no llegué a tenerlas y me digo "Deberías estar orgullosa de lo que eres y de lo que vas a seguir siendo".

 En esos momentos me afectaban todas y cada una de las palabras que podían llegar a decirme; me dolían y otras me animaban. Recuerdo que había gente que me decía "se nota que has perdido peso, estás preciosa" y eso me animaba a no comer, me animaba a seguir pero hubo un día en el que me volví a mirar en el espejo y no me reconocí,podía estar mejorando físicamente pero por dentro estaba hecha mierda, estaba muerta por no ser lo que la gente quería que fuese y en ese momento aprendí que no iba a estar más preciosa con un cuerpo delgado, en ese momento entendí que como estaba bonita era con una sonrisa en la cara y, metida en este mundo de mierda no había rastro de ella. Y a partir de ahí empezaron a darme igual los comentarios de la gente, no me importaban los "gorda" que recibía por esa gente que no conocía mi historia, no conocía quién era yo. Desde entonces hasta el día de hoy intento que los números de la báscula ya no me duelan aunque hay días que todavía escucen pero, vuelvo a ser yo. Vuelvo a ser la chica que se ríe, esa que intenta ser feliz a su manera, la chica con mil imperfecciones pero que ahora se pone frente al espejo y al menos ve una cosa que le gusta, quizás dos: la primera mi sonrisa y la segunda, he vuelto a ser yo por dentro. Y eso me importa más que meterme en una talla 36 cuando tener más de una 40 no es un delito, no me hace menos bonita aunque la gente quiera convencerme de ello, aunque quieran que me lo crea. Yo ya tengo mis propias creencias y solo tengo que gustarme a mi y, empecé todo esto sin haber una sola cosa de mi que amara y ahora ya hay dos, que poco a poco van a ir creciendo; ellas y yo. Y sé que llegará el día en que me ponga frente al espejo, me mire sin rastro de lágrimas en los ojos y con una sonrisa en la cara podré decir "Hoy es sólo el primer día del resto de mi vida en el que me quiero" y sonreír, salir ahí fuera sin importarme lo que digan porque las palabras te hacen daño si te detienes a escucharlas y yo prefiero oír los te quiero de la gente que se queda y no los "gorda" de la gente que viene y va. Y no es poca la gente que me quiere y yo poco a poco intento quererme con la misma intensidad con la que ellos lo hacen y, lo haré. Sé que lo conseguiré porque hoy me quiero más que ayer pero menos que mañana, me estoy aprendiendo a querer, a hacerme valer porque me niego a que unos simples números de una dichosa báscula y el ser diferente me hagan creer menos bonita porque sé que no es así. Y hoy le sonrío a la vida porque solo hay una y solo tengo que gustarme a mi porque en este mundo con la única persona que vas a estar siempre eres tú y no aquellas que intentan hundirte con comentaríos para llenar esas vidas tan vacías que tienen. Y tú, sí, tú: deberías hacer lo mismo, seguir y ser feliz. Porque debería importarte más recibir un "Eres la persona más bonita que he conocido en el mundo" que no recibir un "qué culo tienes y qué buena que estás". Así que hoy-y siempre- deberías mirarte en el espejo y decirte; "HOY ME QUIERO".

-Ann

dilluns, 1 de desembre del 2014

Él, mi gran amor y yo sin duda sin ser el suyo.



Llevo 84 días, dos mil dieciséis horas sin ti y mejor no te digo los minutos para que no pienses que me acuerdo mucho de ti, y aunque te lo diga te dará igual mientras para mi es una constante tortura porque cada segundo que pasa es uno más en el que no te tengo. He intentado ser fuerte y seguir con mi vida, así como parece que tú estás haciendo; con esa facilidad que me escuece, como si yo nunca hubiese sido tan importante como muchas noches me decías. Te veo feliz y aunque la parte racional de mi se alegra por ello, entonces llega mi corazón que se hace trizas un poco más (si eso es posible) porque siento que cada minuto que paso lejos de ti- más aún de lo que la distancia nos separa- es un minuto menos para que conozcas a alguna persona que vea en ti lo que yo vi y si por mi fuese; me llevaría ese secreto a la tumba para que ninguna chica llegase a quererte como yo hice y voy a seguir haciendo el resto de mi vida. 

Hoy, por casualidad, leí que en la vida hay dos tipos de amores; uno es el amor de tu vida y otro es la persona con la que te casas y pienso en ti y quería que fueses la segunda opción porque la primera ya hacía mucho que lo eras. Dicen que esa persona con la que naces destinada a encontrarte es la que sueles perder, esa con la que la química supera cualquier razón existente pero que nunca alcanzarán ese final feliz que tanto deseas. Y luego está esa otra persona que podrá hacerte feliz, sí, pero no habrá ni un puto día en el que no recuerdes o necesites esos besos que el gran amor de tu vida te dio. Esa persona en la que estás pensando en estos momentos y que ya no está. Y por eso llevo 84 malditos días pensando en ti porque sé que pasarán muchos más en los que desearé por encima de todo discutir contigo que hacer el amor con otro cualquiera, todos esos días en los que espero encontrarme un mensaje en el teléfono que me diga:

"he venido para quedarme y ésta vez quiero que sea para siempre."

Y no sé por qué pero ese mensaje nunca llega, quizás es que su corazón está apagado o fuera de cobertura y ya no me necesita ni me busca y eso me duele, me duele porque no hay día en el que no me entren esas tontas ganas de llamarle solo para decirle que le quiero un poquito más que ayer. Y solo siento que pasan los días, mañana otro más en el que no le tengo y siento que le quería incluso antes de perderle, que no soy esa clase de personas que necesita perder a alguien para decirle lo mucho que le quiere. Lo que él no sabe es que siempre que dejábamos de hablar, le decía te quiero porque nunca sabía cuando sería la última vez en que tendría la libertad de gritar a los cuatro vientos esos te quiero, hasta que llegó. Y no sabéis lo que llega a doler el saber que nunca más vas a recibir un te quiero tan sincero como el de él, y aunque lo recibas sabrás que no vale ni la mitad de lo que valían lo suyos. Y siento que cada segundo que pasa es un segundo menos para que él encuentre a ese amor de su vida porque yo, sin duda, no fui el suyo. Y él, sin duda, seguirá siendo siempre el mío, pasen los días que pasen, encuentre a quién encuentre, sé que si alguna vez llego a verle, mi corazón volverá a estar con vida como cuando le conocí porque parece que ahora no late y si lo hace lo hace por latir, por vivir, por seguir. Y yo en estos momentos; ciento veinte mil novecientos sesenta minutos después, uno más o uno menos, no lo sé, siento que no puedo sin él, que no quiero. Que no siento, que no vivo. Que solo lloro y sobrevivo pensando en que quizás algún día volvamos a encontrarnos y él me siga queriendo aún sabiendo muy en el fondo que si nos volvemos a ver; él ya será feliz sin mi. Es fácil, ya lo está siendo y yo por dentro siento que voy muriendo. 

-Ann.


dimarts, 18 de novembre del 2014

Si los amigos son la familia que uno escoge, estoy orgullosa de haberte escogido a ti.

Bueno, antes de comenzar quiero deciros que esta entrada de hoy no la está escribiendo Ann sino que la está haciendo una amiga suya porque creo que se merece que, a parte de hacer feliz a la gente con lo que escribe y transmite con sus escritos, por una vez sea ella la que sonría y sea feliz en el momento en que lea esto. ¿No creéis?
No os podéis ni imaginar lo que es tener a una persona así de increíble en tu vida y no poder abrazarla o verla cuando quisieras. La distancia sin duda es un obstáculo enorme que se interpone en nuestro camino pero ¿sabéis que?, si de verdad te importa alguien por muy duro que sea, siempre se encontrará la manera de seguir adelante y esto es precisamente lo que me pasa con Ann. A pesar de no tenerla en mi día a día físicamente, me ayuda y me demuestra muchísimo más que otra gente que tengo alrededor como quién tiene un florero. Sabe cuando estoy mal, cuando la necesito, sería capaz de hacer cualquier cosa por verme feliz y está conmigo en las buenas y en las malas. ¿Cómo no voy a quererla? Tenéis delante a una persona a la que puedo llamar amiga y quedarme corta, para mí es una hermana a la que no pienso dejar ir nunca. Por ella y su felicidad haría cualquier cosa porque creerme, se lo merece más que nadie. Por ella dejaría mi orgullo de lado mil veces porque es una persona que se ha ganado mi respeto, mi amistad y mi confianza para siempre.

Quiero que sepáis que llegar hasta aquí, a teneros a todos vosotros/as leyendo sus entradas constantemente, a enviarle esos mensajes de agradecimiento que creerme, os intenta leer a todos y cada uno de vosotros (soy consciente de ello), ha sido mediante un esfuerzo continuo y pasión por lo que hace. Cuando os escribe estas cosas os está hablando desde su corazón, está poniendo todo su empeño y ganas en poder escribir lo mejor posible y de ahí a que luego salga un resultado tan maravilloso como el que sale. A la gente que haya dicho algo malo de ella solo le digo que no juzgue a un libro por su tapa, no sabéis nada para opinar de esa manera.

Ann, con todo esto solo quiero decirte que te quiero muchísimo, que sabes y ha quedado suficientemente claro lo esencial que llegas a ser en mi vida y que cada vez que estés triste leas esta entrada y sonrías para mí, para tus lectores, porque no debes derrochar tus lágrimas por personas que no se las merecen. Gracias por todo lo que haces por mí diariamente, solo te pido que sigas siendo como eres y no cambies nunca, porque eres una de las mejores personas que conozco y tengo claro que si los amigos son la familia que uno escoge, estoy orgullosa de haberte escogido a ti. No te cambio ni por nada ni por nadie.
Y a vosotros, a los que estáis leyendo esto, también quiero daros las gracias por apoyar a Ann en esto que significa tanto para ella y decirle todas las cosas bonitas que le decís. Sois enormes, de verdad.

Gina.

dijous, 13 de novembre del 2014

Una de las tantas cosas que adoro de ti.


'El cómo me miraba era una de las cosas que adoraba de él.
Cómo sonreía cuando le pillaba de imprevisto la mirada.
Cómo se le formaban esos hoyuelos cuando estallaba en carcajadas.
Cómo desplazaba sus manos por las curvas de mi cuerpo.
Cómo se mordía el labio cuando le impedía besarme.
Cómo me susurraba palabras de amor en mi oído. 
Cómo celebraba cuando su equipo de fútbol favorito marcaba un gol.
Cómo tomaba el café de buena mañana.
Cómo se pasaba las manos por el pelo cuando estaba nervioso.
Cómo se le formaban esas arrugas en la frente cuando se enfada.
Cómo intentaba hacerme reír cuando me cabreaba con él.
Cómo me abrazaba por detrás, de imprevisto.
Incluso el cómo roncaba era una de las cosas que adoraba de él.
Cómo me hacía sentir como una niña entre guerras de almohada y no tan niña perdiéndonos entre ellas.
Cómo suspiraba cuando le faltaba algo, alguien. Yo. 
Cómo lloraba cuando sentía que estábamos perdiendo aquello por lo que habíamos luchado.
Cómo me abrazaba queriéndome hacer sentir protegida.
Cómo me contemplaba mientras yo fingía dormir.
Cómo me acariciaba sin venir a cuento porque no podía apartar las manos de mi.
Cómo me contaba los chistes más malos y yo se los reía.
Cómo me apartaba el mechón de la cara para besarme.
Cómo dejaba de mirar a otras para mirarme a mi un poquito más.
Cómo fumaba sabiendo que eso acortaba su vida sin importarle que eso significase menos días conmigo.
Cómo me decía que me quería sin importar lo que la gente le decía.


Todo eso era la mínima parte de todo aquello que yo podía llegar a adorar de él.
Podría tirarme horas y seguir diciendo todo aquello que me gustaba, podría dar por cada lunar de su cuerpo y el mío una razón por la cual le adoraba pero entonces me doy cuenta que solo me falta mirarle a los ojos para saber la única razón por la que también le odiaba.

Nunca te quedabas, esa era la única razón por la que te odiaba.

Y sí, a la larga esa única razón pudo más que todo aquello que en su día llegué a adorar, aún sabiendo que si me iba ya no habrían besos, ni abrazos, ni miradas, ni sonrisas que me hicieran pensar que todo valía la pena. Tuve que ser fuerte y darme cuenta que las noches en las que te lloraba- que eran muchas- no compensaban a las sonrisas que un día me sacaste porque llegaba a casa y nunca estabas. Venías, me querías un rato y te ibas sin saber que a cada rato yo acababa rota.'


-Ann.

dilluns, 10 de novembre del 2014

Me disparó como si nunca me hubiese querido.



Me preguntan que se siente cuando se es feliz y para mi es inevitable hablarles de ti. Les digo que felicidad es encontrarte al salir del instituto a las cinco de la tarde y verte apoyado en la puerta con esa sonrisa tan tuya dispuesto a darme algo más que un par de besos. Ser feliz es notar cómo me abrazas por la espalda a las tres de la madrugada cuando me he desvelado de nuevo por tus constantes caricias involuntarias en mi cintura. Felicidad era mirarte de reojo en el sofá mientras veíamos nuestra película favorita y pillarte mirándome, era apartar la mirada y reírme sabiendo que tardarías tres, dos, un segundo en acercarte a besarme. Y así era, felicidad era sentirte roncar cuando te dormías sobre mis piernas porque yo no podía dejar de acariciarte el pelo distraída mientras veíamos cualquier programa basura en la televisión. Ser feliz era poder ver lo bonita que es Barcelona de tu mano, entre risas y besos inesperados. Y por eso les he vuelto a hablar de ti. De ese chico al que le encantaba buscarme las cosquillas porque adoraba ver mi ceño fruncido, aquel que antes de irse te besaba en la frente en vez de decirte que te quería. Aquel chico dispuesto a parar balas de cualquier persona dispuesta a hacerme daño sin saber que, a la larga, él sería la persona que se encontraría detrás del gatillo a nada de disparar y..

¡PUM!

No sabías ni siquiera en qué parte del cuerpo te había disparado, no, solo notabas brotar de tus manos ese líquido rojo. Rojo como el color del pintalabios que tantas veces se me había corrido segundos antes de corrernos. Rojo, como el color de mis ojos cuando pasaba más de una noche en vela llorándote sabiendo que todo esto iba a acabarse. Rojo como el tono de mis nudillos por los mil golpes que le había dado a la puñetera pared intentando sentir un dolor más fuerte que el de perderte. Rojo, ese rojo de tu camiseta favorita que tantas mañanas me ponía sabiendo que para ti no había nada más bonito que encontrarme desmelenada preparándote el desayuno con esa camiseta tuya. Y vuelvo a mirarme las manos sin creerme que la persona que tanto me ha querido es la única que me ha herido; pierdo las fuerzas y acabo de nuevo tirada en el suelo como muchas otras tantas veces he acabado ahí, esperando a que volvieses a por mi y, nunca volvías. Le miro- una última vez- a esos ojos color café que tantas noches me han quitado el sueño por exceso de cafeína en mis venas, por exceso de él en mi, le miro sin reconocerle e intento quedarme con cada mínimo detalle de él porque sé que ésa es la última vez, que esa es nuestra despedida. Y antes siquiera de desaparecer- como he deseado muchas veces- pienso en que ese color rojo que me está matando no es ni la mitad de dulce que el rojo de aquel pintalabios con el que le escribí en la espalda ese mensaje en el que le decía que nunca me iría pero, aún así, ese disparo que me mata no es ni la mitad de doloroso que todas y cada una de las noches en que le he llorado desde que ya no está. Que la gente, no sé como, se sigue creyendo que todo me va bien y yo, mientras, intento también creérmelo pero no me sale. He intentado descubrir como era mi vida antes de él y parece que los recuerdos contigo me empañan esa vida a la que tanto deseo volver y no puedo. Malditos recuerdos que me recuerdan que no puedo olvidarte, que me recuerdan que las heridas que están abiertas no se cosen tan fácilmente como creía. Tengo hilo y aguja para intentar arreglar aquel destrozo que en mi dejaste, intento que la herida de bala ni se vea pero es que me miro en el espejo y no hay un puto centímetro de mi piel que no me recuerde a tus besos, a tus caricias, a tus heridas y siento que no puedo. Que me ahogo en medio de tanta gente y que cuando menos me lo espere te echaré tanto en falta que explotaré y seré como la bomba de Hiroshima que dejaré víctimas a mi paso, tantas como cada lágrima que he llegado a soltarte y, no prometo que haya supervivientes porque será tanto el destrozo que no quedaré ni yo. Desapareceré de la misma forma que tú quisiste acabar con todo esto poniéndote al otro lado del gatillo sabiendo que cada noche me decías que estabas dispuesto a morir por mi y al final, que irónica que es la vida, la que ha acabado muriendo he sido yo, a manos de ti, por ti. 


-Ann.

diumenge, 9 de novembre del 2014

Curarle las heridas de los nudillos a base de besos aún sabiendo que eso acababa conmigo.




me controlaba como si fuese una puta muñeca de trapo, podía vestirme y desvestirme cuando le venía en gana para hacerme lo que quisiera, podía follarme hasta las tantas de la madrugada que luego la única gilipollas que se pasaba lo que quedaba de noche despierta, era yo; mirándole para recordar cada suspiro que daba sabiendo que cuando yo me despertase, él ya no estaría ahí. Nunca estaba. Vivía por y para él sabiendo que no era la única que se desvivía por unos ojos como los suyos, por unas caricias que te abrasaban la piel sin quererlo y que te dejaban una marca -en el corazón- incapaz de olvidar. Él sabía hacer que cualquier chica perdiese los papeles por él, te decía lo guapa que estabas con ese nuevo corte de pelo, te apartaba ese mechón que siempre se interponía en vuestras miradas, te sonreía sabiendo que podías perderte en esas medio lunas que se le formaban en cada mejilla, te hacía reír sabiendo que horas después te haría suspirar; a dos centímetros de su cuello, estando a horcajadas de él perdiéndote una noche más en la inmensidad de su cuerpo. Sabía hacerse necesitar; a veces te venía y en toda la noche no te daba ni el más mínimo roce para así volverte loca -un poco más- por él. Anhelaba su tacto esas noches en las que él, rebelde, quería hacerse esperar. Te besaba el cuello, así, de imprevisto; y se te olvidaba todo aquello que querías decirle. Se te olvidaba que te habías prometido a ti misma mandarlo a la mierda para que no jugase contigo como lo estaba haciendo. Y caías, volvías a caer prometiéndote- encima de su pecho- que esa iba a ser la última vez que ibas a respirar  al ritmo de su respiración, que sería la última vez que probabas esos labios. Pero no, nunca lo era. Siempre que intentaba levantarme de su pecho a altas horas de la madrugada, él me rodeaba más fuertemente la cintura para no poder separarme ni un puto milímetro de su pecho porque él, muy en el fondo, sabía que ese era mi sitio. Pero, de la misma forma que sabía eso; también sabía que yo no era el tipo de chica que se conforma con que la quieran a ratos. Que yo necesito los mimos de los lunes por la mañana, las tardes del martes en el cine, los arrumacos en el sofá el miércoles por la noche, hacer el amor el jueves en cualquier lado si es con él, llorar en su pecho el viernes por la mañana por culpa de la mierda de día que tengo, salir de fiesta el sábado y soportar con él las resacas el domingo por culpa del garrafón. Él sabía eso y a su misma vez yo sabía que él necesitaba el lunes no ir a clase, el martes más de lo mismo y quizás el miércoles pasarse un par de horas para disimular, el jueves me buscaba sabiendo que el viernes tendría a cualquier otra. El sábado salía, sí, y acababa siempre con una diferente que al domingo ni recordaba su nombre pero inexplicablemente a mi siempre volvía. Volvía para enredarse en mi larga melena mientras me besaba con ansías rodeando mi cintura y obligándome a andar hacia atrás para acabar apoyada en esa pared que tantas veces me vio amarlo y a él, destrozarme y usarme. Usarme como cualquier tipo de trapo que utilizas para limpiarte las manos y que luego acabas tirando pero que por alguna razón que a día de hoy todavía no sé, él no podía deshacerse de mi porque muy en el fondo sabía que ninguna tía podría soportar lo que yo hacía. Y lo hacía, sí, pero porque le quería. Y muchas veces eso no es suficiente para quedarse así que llegó el día en el que sus besos dejaron de tener ese poder en mi, o fingí que no lo tenía y fui capaz de decirle todo aquello que ninguna chica le dijo en su puta vida. Y me fui sabiendo que iba a echarlo de menos, que las charlas de después de hacer el amor no tendrían su gracia si no eran con él, que las cosquillas que me hacía cuando tenía ganas de llorar no iban a tener ese efecto en mi si venían de otras mano. Y me fui sabiendo eso pero no pensé que sería tan duro el vivir sin él, echándole de menos como lo hago sabiendo que en estos momentos quizás está viendo a otra dormir, y puede que le esté acariciando al espalda- lentamente- como lo hacía conmigo, hasta que me dormía. Y ahora hace semanas que ni duermo, que ni siento, que ni pienso en lo que podría ser o haber sido de nosotros; solo sé que él en estos momentos me está echando de menos como pensaba que nunca haría y no lo sé porque él me lo haya dicho pero sólo me hace falta mirarle los nudillos de las manos sabiendo que ha pegado a mil paredes intentando que el dolor que dentro siente, vaya a menos, pero eso no funciona así y él lo sabe. Ese destrozo en los nudillos no será ni la mitad del dolor que yo he llegado a sentir aquí dentro cada vez que me despertaba y no estaba. Y eso pasaba cada noche en la que él me buscaba y yo como una tonta caía porque le necesitaba. Así que me da igual, que se rompa a golpes las manos por mi que yo hace mucho que rompí mi corazón por él sabiendo que cada noche a su lado era una más en la que no iba a quedarse. Y me rompí sin importar absolutamente nada y, miradme, estoy rota de tal manera que ya ni encajan las piezas que él ha dejado aunque sé que él estaría más que dispuesto a unirlas- cada una de ellas- a besos de la misma forma que yo le curaría todas esas heridas diciéndole, muy bajito, lo mucho que le necesito sabiendo que para él eso valía más que cualquier te quiero que le podía dar.


-Ann.



dissabte, 8 de novembre del 2014

¿Qué coño iba a hacer con ella?



La veías mirarte fijamente así sin venir a cuento y de la nada empezaba a reír a carcajadas; la veías y te enamorabas. Y yo no podía dejar de mirarla, por mucho que lo intentase y Dios sabía que lo había intentado pero en momentos como ese no podía despegar mi mirada de ella y sólo podía preguntarme un par de cosas; la primera '¿qué coño voy a hacer con ella?' la segunda; '¿por qué ha tardado tanto en aparecer en mi vida?' y añado una más; la tercera cosa que podía hacer era reír con ella sin saber que cada carcajada podía ser la última que iba a dedicarme. En ocasiones podía ser la chica más bruta de todas y mandarte a la mierda por hacerla daño pero en momentos como ese, veías con la delicadeza que se movía; intentaba taparse la cara para no verla así de feliz, veías como se apartaba ese mechón rebelde que quería perderse en la inmensidad de sus labios. Esos labios tan apetecibles, esos que yo acariciaba con sumo cuidado de no romperlos aún sabiendo que era capaz de destrozarlos a base de besos y mordiscos, no tenía miedo a hacerlo sabiendo que ese sería un destrozo bonito. Esa boca en la que tantas noches había respirado sus gemidos ahogados, las sonrisas que había llegado a besar. Podía enamorarme de su infinita melena, de sus ojos verdes a la luz del sol, de su voz pero inevitablemente lo que más me enamoraba era su boca- no solo por los besos que me daba- sino porque por ella se metía conmigo, adoraba su infinita testarudez, sus gritos cuando me portaba mal con ella e incluso el ruido que hacía cuando lloraba y aún así pensaba que seguía siendo la más bonita que mis ojos podían ver. Y bonita se le quedaba corto, era la persona que tanto esperas conocer y que crees que no existe hasta que llega así tan ella, tan risueña. Y en momentos como ese en el que ella reía sentía que se paraba el tiempo, que la vida no seguía, que mi pulso se perdía porque no había sonido más bonito que ese sabiendo que era feliz. Que cada risa de ella era directamente proporcional a cada lágrima que había soltado y hasta ahora habían sido muchas y no, joder, no se lo merecía. Era la que se desvivía por todos aún tiendo toda la mierda que ella llevaba encima pero aún así, de la nada, te miraba fijamente y se reía sabiendo que así la gente sería un poco más feliz porque para ella, ella nunca había importado pero entonces llega alguien como yo que empieza a conocer sus debilidades, sus miedos, sus lágrimas, sus errores, sus heridas y a día de hoy aún me sigo preguntando de dónde coño saca la fuerza que tiene para seguir riéndose de la vida porque ya no le tiene miedo a nada, no tiene nada que perder si hasta ella misma se ha perdido. Y en todo este tiempo que he tardado en conocerla solo intento que cada carcajada que deja en el aire sabiendo que éstas van al vacío sean de lo más sinceras y que en vez de quitarle aire y por consecuente; la vida, se la de. De la misma forma que su risa me la da a mi. 


-Ann.

diumenge, 2 de novembre del 2014

Intento odiar a aquel al que solo me sale querer.


quien quieres que se preocupe por ti, no lo hace. Y tú, como una gilipollas, serías capaz de mover cielo y tierra para saber si esa persona que tanto te importa está bien como crees que se merece. Llevo ya unos días en los que estoy pero no estoy, no sé si creer que estoy bien o si plantearme el por qué estoy mal, sólo sé que si viniese él aquí en estos momentos y me mirase se daría cuenta de si las cosas van bien pero no vuelve y ya empiezo a echarme de menos. No debería de ser así, no debería no ser sin él; pero siento que ya no queda nada de mi. El tiempo pasa y no sólo no me quiero sino que estoy dejando de querer al que tanto quise y no puedo evitar sentirme perdida cuando con él siempre me encontraba. Ya no sé qué quiero, ni quién soy.. solo sé que estoy intentando odiarle porque eso significará que he dejado de quererle pero se me hace difícil. 
Y sigue pasando el tiempo y yo sólo quiero verlo feliz cuando su equipo de fútbol favorito gana, quiero que le feliciten por la nota del último examen, que salga de fiesta y que disfrute, que tenga la mejor nota de este curso, que se ría por estupideces que le dicen sus amigos, que tenga suerte en algo, que aquella chica que tanto le gusta y a la que le pone ojitos, se de cuenta de que él existe. Sólo quiero que sea feliz mientras yo estoy aquí, intentando odiar a aquel al que solo me sale querer. 


-Ann.

divendres, 24 d’octubre del 2014

Voy a seguir prefiriéndolo a él todo lo que me queda de vida.



Queridísimo diario...

He tenido que besar otros labios para darme cuenta que los que quiero son los suyos. Ha sido extraño, creía que en ese beso las cosas cambiarían pero solo ha sido eso, un triste y mísero beso que no ha hecho mella en mi. No he notado cómo el corazón se me aceleraba ni como aparecían de nuevo esas puñeteras mariposas. Nada, absolutamente nada. Vacío. Tan vacío como el que él me ha dejado aquí. Y por eso desde aquí te pido que vuelvas, que vengas como una vez viniste a mi vida sin saber que ibas a cambiarla. Vente un ratito más, anda. 

Ven y te digo que me he dado cuenta de que ya pueden venir miles que tú seguirás siendo ese primero. Seguiré besando si no vienes hasta que aparezca uno que me haga sentir- si puede- la mitad de lo que tú. Y mira que lo intento, chico, intento que con esos besos, con esos abrazos que me doy con ellos, con esas tardes de risas..intento sentir algo pero no sé que tienes que no desapareces tan fácilmente de mi. Intento convencerme que esa risa que ellos me dan podría ser la mejor para despertar, me quiero convencer de que podría acostumbrarme a que alguno de ellos me invitara a cenar, que me abriese la puerta de ese bar, que me dejase su chaqueta cuando haga frío, que entrelace su mano con la mía, que se ría de mi risa, que me bese la punta de la nariz y el lado derecho de mi cuello esperando perdernos después. Podría acostumbrarme pero no quiero hacerlo porque hoy- y siempre- va a apetecerme más que seas tú el que quiere besarme aún sabiendo que acabo de pintarme los labios y que odio que hagas eso. Voy a seguir prefiriendo tenerte a ti al otro lado de la mesa en ese bar mientras nos tomamos un par de cervezas sabiendo que yo dejaré la mía a la mitad y tú tendrás que terminarla, me va a seguir apeteciendo más que seas tú el que me pase el brazo por encima de los hombros para protegerme del frío porque esa es mi mejor chaqueta, voy a seguir prefiriendo que sean tus manos las que agarren las mías mientras nos hacemos el amor el uno al otro, voy a seguir prefiriendo perderme y volverme loca en cualquier parte del mundo- tu cama si quieres- que en cualquier otra. 
Van a seguir siendo tus brazos mi mejor refugio, voy a preferir durante el resto de mi vida pelear contigo por tus mentiras que besar a otros intentando olvidarlas. Prefiero acostumbrarme a que sea tu calor el que está en el otro lado de la cama, a que seas tú el que se quede esas largas noches despierto haciéndonos reír como niños y queriéndonos como tal. No hay mejor manera de quererse que esa. Hoy- y siempre- como ya te he dicho; me apetece más tenerte sentado junto a mi en el sofá mientras vemos cualquier película y tú sin darte cuenta empieces a acariciarme la pierna sabiendo el efecto que eso tiene en mi. Siempre voy a seguir prefiriéndote a ti por eso te pido que vuelvas, que no hay clavo que vaya a sacarte porque te has clavao' pero bien. Quiero que sea contigo cada una de nuestras peleas, que sea a ti al que le reproche que te hayas olvidado de llamarme y me hagas reír mientras intento enfadarme contigo por tu mala memoria, quiero que seas tú con el que cometer la mayor locura, la de escaparnos, la de ver mundo buscando las mejores vistas sabiendo que ya las tengo conmigo. Que eres tú por el que quiero que se me corra el pintalabios porque el rímel ya lleva noches corriéndose como noches nos corrimos juntos. 
Eres tú el que quiero y el que voy a seguir queriendo, tú que con un simple roce de tu mano con la mía al conocernos sentí eso que mucha gente decía que sentía cuando encontrabas a la persona que tanto ibas a querer, ese roce que me hizo pensar 'no te asustes pero estás a punto de querer más fuerte que ninguna otra vez has querido' y no me equivoqué joder, pienso en ti y ya se me eriza la piel como si estuvieses aquí y me acabases de susurrar las tremendas ganas que tienes de mi. Y me lo imagino, tío, y el corazón me va a mil; te imagino aquí, justo detrás abrazándome mientras me apartas el pelo- ese en el que te perdías- y siento como si estuvieses besándome el cuello como muchas otras veces hiciste y siento que el corazón me va a salir del pecho sabiendo que ningún otro va a provocarme eso. Que, joder, te pienso y, mírame, parece que vaya a darme un ataque al corazón de lo que te quiero y eso ya no lo siento con ningún otro ni queriendo. Y es así queridísimo diario, voy a seguir prefiriéndolo a él todo lo que me queda de vida. 


-Ann.

dijous, 23 d’octubre del 2014

Lo que yo te he querido a nadie más voy a querer.


Estoy cansada de prometerme cosas que soy incapaz de cumplir;
Me prometí continuar con mi vida y aquí sigo, ella continúa sin mi.
Me prometí dejarte atrás pero la que se ha quedado ahí soy yo, entre los recuerdos.
Me prometí no pensarte y mi mente ya se sabe de memoria la cantidad de lunares que tienes en la espalda.
Me prometí no llorarte pero estoy intentando comprobar cuando se me acabarán las lágrimas para ti.
Me prometí no esperarte y aquí sigo, esperando que anuncien el siguiente tren a tu vida pero parece que nunca llega.
Me prometí no perder el tiempo pero es que por ti siento que esto no es perderlo. 
Me prometí dejar de quererte y al final sólo he conseguido dejar de quererme.
Me prometí odiarte pero solo lo hice porque no quisiste quedarte.
Me prometí que las cosas irían bien pero no creo que llorarte cada noche encerrada en mi habitación sea el 'bien' que yo quería. 
Me prometí dejar de buscarte pero de la misma forma que el poeta no es nada sin su musa, yo no soy nada sin ti. 
Me prometí que si tú me hacías herida te echaría de mi vida pero aún habiéndome roto- y eso es peor que cualquier rasguño que puedas causarme- te quiero en ella.
Me prometí que si las cosas no mejoraban, que si el sol no salía; yo haría que saliese. 
Me prometí -por aquella gente que me quiere- que pasaría página pero no eres solo una página que pueda pasarse como si no tuviese nada de valor escrito en ella.

La gente me veía hundida y no paraban de decirme que las cosas iban a ir bien pero yo me reía porque sabía que no, porque no son solo dos días echándole de menos. No me digáis que no es para tanto; cuando os enamoréis ya me contaréis si es o no tanto como para sentirte tan perdida como ahora yo me siento. ¿Cómo se le mira al chico que tanto has querido después de perderle? ¿cómo? ¿cómo lo hago sin que se note que le sigo queriendo? Duele, joder si lo hace, y sé que es normal llorar. Lloras porque acabas de llevarte el palo de tu vida y en esos momentos no crees que exista dolor superior a ese, es normal; la herida es reciente y aún está abierta y tú como una gilipollas no dejas de tocarla e impides que cicatrice. Te duele y aún así la rozas sin dejar que se cure porque eso es lo único que te queda de él. La primera noche dolió más que cualquier otra pero iban pasando las noches, los días, los meses y a día de hoy el dolor aún no ha desaparecido pero siento que he aprendido a vivir con él sabiendo que eso es lo único que me queda de ti. Llegará el día en que me mire al espejo y ya no vea esa herida, no la sienta pero tanto tú y como yo sabremos que ha estado ahí, me habré recuperado de ti; de tu ausencia, de tus promesas, de tus palabras, de tus te quiero, de tus sentimientos que a la larga fueron desapareciendo y en ese momento sonreiré al espejo sabiendo que me he recuperado de ti; que encontré la forma de seguir sin ti aún sabiendo que si por casualidad el mundo te pone en mi vida; esa herida volverá abrirse no por si sola sino por mi, yo misma lo haré porque lo que yo te he querido a nadie más voy a querer.

-Ann.

Me gustaría..



Quiero que pares atención a esto que voy a decirte, me gustaría poder estar ahí para decírtelo pero hoy solo vas a poder leerlo;

Me gustaría estar justo delante tuya y mirarte fijamente a los ojos como otras tantas veces he deseado. 

Me gustaría poder acariciar tu mejilla derecha y que cerrases los ojos ante ese roce que puede contigo. 

Me gustaría poder oírte respirar y que por ende mi respiración se volviese más pesada de los nervios al tenerte cerca. 

Me gustaría poder tenerte delante y ser lo suficientemente fuerte para no llorar. Y te lo escribo aquí porque parece que ésta es la única forma de llegar a ti.. me gustaría poder decirte a la cara todo lo que llego a odiarte por haber aparecido sin más y haberte ido de la misma forma como si aquí dentro no importara nada. 

Me gustaría poder cruzarte la cara de una bofetada y aún así ese dolor no sería ni la mínima parte del dolor que he llegado a sentir aquí dentro cada vez que te ibas y no volvías. 

Me gustaría poder decirte que no te quiero en mi vida pero ambos sabemos que si te tuviese delante me tiraría a tus brazos porque el quererte puede más que cualquier odio que estoy intentando tenerte. 

Me gustaría que te acercases a mi y tener la suficiente fuerza para apartarme de ti y decirte que toda esta mierda ha acabado pero ¿sabes qué pasaría? Que entonces vendrías tú como siempre y con un par de palabras me ablandarías el corazón como si aquí no pasara nada, me dejaría abrazar y me refugiaría en tus brazos odiando que tengas ese poder en mi, ese poder de hacerme más débil. 

Me gustaría poder decirle a la gente qué coño nos pasó pero ni yo lo sé, solo sé que de un día para otro yo para ti ya no existía.

Y me gustaría poder decir 'basta', alejarme de ti una vez por todas pero por más que lo he intentado no lo consigo, no paro de decirte adiós y ninguno parece ser el definitivo; y en días como hoy lo necesito, necesito que te vayas de una vez por todas y echarte de menos y llorarte todo lo que tenga que llorarte. Sigue con tu vida si quieres, yo lo intentaré..no quiero prometerte que las cosas van a ir bien pero no tienes por qué detener tu vida porque una gilipollas como yo no sepa dejar de quererte cuando ahí fuera puedes tener a miles que te quieran. Yo si fuese tú, me iría..ya no tienes nada más que perder cuando a mi ya me has perdido. 


-Ann.

dimecres, 22 d’octubre del 2014

¿Cómo se dice adiós sin doler?


Él vino para quedarse pero la única que no podía quedarse aquí era yo; ¿y cómo se le dice a esa persona que vas a irte? ¿cómo se le dice que a la larga va a ser más feliz sin ti? ¿cómo se le dice que a partir de ahora va a tener que vivir sin tenerte ahí para sacarte de quicio? ¿cómo se le dice que no vas a contestar a sus llamadas? ¿cómo se le dice que de ahora en adelante ya no va a tener tus buenas noches? ¿cómo se le dice que tiene que aprender a pasar de ti un día para poder así pasar más días sin ti? ¿cómo se le dice adiós sin doler? Yo sólo sé hacerlo escribiendo; no te prometo que no te vaya a doler pero ésta vez la que no puede soy yo; no puedo hablarte y fingir que aquí dentro no siento nada. No puedo reírme contigo cuando sólo tengo ganas de llorar por ti. No puedo seguir con mi vida si te sigo teniendo en ella, últimamente no puedo con nada..me he quedado sin apenas fuerzas para seguir. No sé que coño has hecho conmigo porque yo antes era más fuerte, joder, no me hundía por todo y si lo hacía podía vivir con ello pero vienes tú y rompes mi vida como si nada, como si no te importase; y lo haces para luego no quedarte y me duele. Me duele porque nos quisimos, lo hacíamos y sólo quiero creer que eso puede volver pero sé que no. No vamos a volver allí dónde éramos felices y me empeño en creer que sí, siempre he sido de esas que se niegan a aceptar las cosas, y ésta es una de esas veces en las que sé que todo ha terminado y aún así quiero creer que no. Me gustaría poder mirarme en el espejo y gritarme '¿tu eres gilipollas o qué?' poder decirme 'que no va a volver a quererte como lo hacia' o 'nada va a ser como antes y lo sabes, hazte a la idea, joder' pero me miro en el espejo y lo único que hago es romper a llorar, romper, sí, un poco más de lo que ya estaba desde que me dejaste. Y por eso y muchas otras cosas no puedes quedarte porque me dueles. Me duele que te quedes y fingir que tengo ganas de abrazarte cuando lo único que quiero hacer es besarte el resto de mis días; te dije que cuando yo quería lo hacía para siempre y no querías creerlo pero, mírame, lo hago y no planeo dejar de hacerlo. 


-Ann.

Me voy a ir, despacito, mientras duermes; para que no te duela..


Estoy buscando las palabras exactas para decirte que quiero irme sin hacerte daño, despacito, mientras duermes. Me iré sin avisar para que no duela; me despertaré y pasaré otra de esas noches en vela a tu lado, mirándote, pensándote y acariciándote una última vez. Te susurraré lo mucho que voy a echarte de menos y dejaré un beso en el aire para cuando te despiertes. Recogeré mis cosas y tranquilo, que los recuerdos se vienen conmigo y, apoyada en el marco de la puerta de tu habitación me quedaré con cada uno de los detalles de tu respiración, con ese sonido tan característico que había llegado a ser mi mejor despertador y te miraré intentando mantener vivo tu recuerdo. Cerraré la puerta despacito dejando fuera los miedos para que descanses una noche más, tranquilo que esté donde esté yo te cuidaré y si me voy, no es por ti; es por mi, porque a la larga cuando tú decidas irte, cuando tú quieras dejarme, yo no podría soportarlo. Porque te buscaría de la misma forma que te busco ahora y eso que ni he llegado a tenerte y, cariño, por eso me voy. Porque si me voy ahora quizás no me dolerá tanto como me hubiese dolido si me hubiese pasado las noches cuidando tus sueños y soñando despierta contigo durante el resto de mis días.


-Ann.

No hay lugar más bonito que su pecho, y si lo hay; dímelo


Dime cualquier lugar bonito en el mundo que estoy segura que estar a su lado lo supera; atrévete y dime, porque dudo que haya lugar más bonito que encontrarse apoyada en su pecho mientras con tu dedo haces figuras abstractas y a su vez, él acaricia lentamente tu espalda, con esas manos que escriben la mejor poesía que nadie te ha escrito y estampa en tu espalda los mejores versos que ésta noche puede escribirte. Y le escuchas como respira, pausadamente, por ti. Y le miras desde su barbilla y ahí la tienes, esa sonrisa. Esa por la que tanto suspiras y, le observas como aún con los ojos cerrados, te sonríe sabiendo que le miras. Y allí, apoyada en su pecho, mirando su pelo revuelto, el lunar en la parte derecha del cuello, el pendiente en su oreja, esas largas pestañas de las que te colgarías cada noche si pudieras, justo ahí, sabes que aún subiéndote a la torre más alta y mirando el paisaje tan precioso que podría haber, sabes que no hay lugar más bonito que esconderse en su clavícula sabiendo que no hay miedo y no existe nadie sobre la faz de la tierra que te haga sentir como en casa que estando con él.

-Ann.

Estaba dispuesta a saltar al vacío por ti..


Estaba dispuesta a saltar al vacío por ti, a tirarme sin pensarlo dos veces, a seguir sin mirar atrás y ahora parece que he caído al vacío más grande que me he encontrado a lo largo de toda mi existencia y ya no estás ahí, arriba, mirando como caigo. Parece que sólo yo estaba dispuesta a caer por los dos, a levantarme a pesar de las heridas en las rodillas, a sonreírle a todo lo malo y a apretar los dientes aunque las cosas se pusieran duras. Estaba dispuesta a abrazarte aún teniendo yo más ganas de ser abrazada y de llorar hasta acabar con cada uno de mis miedos, hasta cerrar a presión cada una de mis heridas sin saber que, aquel al que abrazaba, las hacía más profundas día a día, sin darme cuenta porque cuando quieres, no quieres perder y las heridas parecían menos heridas contigo sin saber que tú, las hacías eternas con cada mirada, con cada risa que a cualquiera le dabas; incluso a mi..

-Ann

La vida se ve más bonita si la respiro contigo.


No, no me beses con tantas ganas no vaya a ser que me despierte, bésame despacio, así como se besan dos personas que se quieren aunque no me quieras, y quédate un rato más. Acaricia mi mejilla y deja que ponga mi mano justo encima de la tuya para notar más ese leve roce. No tengas prisa y dime entre susurros que me quieres, que ésta noche sigo siendo tuya y que mañana ya se verá. Acaricia mi nariz con la tuya mientras cierras los ojos, despacito, no vaya a ser que alguien se despierte. Deja que recorra a besos la distancia desde tus labios a tu clavícula, deja que me pierda en ti para encontrarme, deja que calcule la distancia a besos desde tu mejilla hasta tu ombligo, deja que mis manos escriban poesía en tu espalda para luego leértela cada noche para que te duermas; abrazado a mi como si no quisieras perderme y, déjame respirar a través de tus suspiros que la vida se ve más bonita si la respiro contigo.


-Ann.

Empiezo a tener mono de ti..


Prefería morir en tus manos que por ahí perdida entre unos cuantos porros y una botella de Tequila, ahí, olvidándote. O al menos intentándolo. Y entre trago y trago pienso en cómo te acariciaba con suma delicadeza el contorno de tus labios, como si fuese la cosa más frágil que he tenido entre mis manos y de hecho, lo era. Como te besaba odiando el sabor a tabaco y aún así me tiraba horas colgada de tus labios, pienso en como te perdías en esa curva; no hablo de mi sonrisa, cariño, hablo de la curva de mis caderas. Y recuerdo cómo podías perderte en mi con solo un par de caricias. Y ahora..ahora ya no puedo besarte ni beberte, solo bebo ésta mierda intentando olvidarte sin saber que ahora te siento el doble, intento engancharme a los porros para saciar este vicio de ti pero, chico, no sé que tienes que no sé que me pasa y ya empiezo a tener mono de ti..

-Ann.

Yo sólo era bonita si era él el que me miraba y me lo decía.


Me apoyé en la barandilla del balcón sabiendo que, ésta vez, él no vendría por detrás y me abrazaría, que no me susurraría 'es preciosa' pensando que se refería a las vistas que se veían desde allí sin saber que mientras lo decía me miraba a mi. Ésta vez no sentiría el roce de su nariz por mi mejilla erizando mi piel a su paso ni tampoco su respiración a escasos milímetros de mi oreja haciendo que mi pulso superase el límite de velocidad y le estuviese a punto de poner una multa por superar lo permitido, por quererte a toda velocidad y sin frenos sabiendo que por esa sonrisa estaba dispuesta a estrellarme contra cualquier muro sin saber que, al final, sólo acabaría estrellándome con la realidad y ahí estaría, sola, mirando las vistas pensando en que no eran tan preciosas como él decía y que yo me convertía en más bonita si era él el que me miraba y me lo decía.


-Ann.

Ella era de aquellas que..


Ella era de aquellas que se sentaba en la última fila en el autobús y que miraba con nostalgia por la ventana mientras en los auriculares sonaba su canción favorita y tarareaba flojito para que nadie la escuchara. Era de aquellas que se fijaba en la chica con pecas que se encontraba de pie en frente de la puerta, seria, pensando en lo suyo mientras se preguntaba si verdaderamente era feliz. Se fijaba en cada mínimo detalle; las gotas de lluvia que iban cayendo lentamente sobre el cristal, aquel chico que escribía en una libreta; quizás la lista de la compra o la carta de amor para la chica de la que está enamorado, ahí, concentrado queriendo plasmar en la hoja todo aquello que sentía. Aquel hombre mayor con su nieto, intentando hacerlo reír y, chicos, lo conseguía. Aquella mujer que se sentaba con una de sus manos en su tripa acariciando su abultado abdomen pensando en las ganas que tiene de abrazar a su pequeña. Aquella pareja que se besa creyendo que nadie les mira sin saber que causan furor por allí donde pasan. Y aquel chico que acaba de subir y que te mira, durante unos segundos. Y parece que no quiere pero te sonríe. Y en ese instante agachas la mirada privándote de su sonrisa y lo único que pasa en ese momento es que llegas a tu parada. Pasas entre la gente sin saber si la mitad de ellos son tan felices como parecen. Y vuelves a girarte antes de bajar, mirando a aquel chico de ojos verdes, ese verde esperanza que esperas tener para volver a cruzarte con él. 

Y el autobús se va, y le miras con nostalgia mientras sigues con tu canción favorita y antes de cruzar te detienes, el semáforo está en rojo y hay que esperar, como a veces hay que esperar para ser feliz y quizás para volver a verle.

-Ann.

Dermografismo..


Él me habló del dermografismo, me explicó que consistía en que cualquier contacto sobre su piel le dejaba una marca que tardaba más de lo normal en desaparecer y yo, durante cada noche, le escribía mi nombre en la piel de su espalda y le mordía dejándole marca sabiendo que aunque pasara el tiempo y nos separásemos, se miraría al espejo y notaría la marca que durante tantas noches le había dejado y en ese instante, pensaría en mi y se preguntaría donde estaría; quizás pensaría que yo estaba sola encerrada en mi habitación o puede que acariciando otras espaldas deseando dejar marca sin saber que ninguna sería mejor que la suya. Recuerdo que podía pasarme horas acariciando su piel sabiendo que las caricias se quedarían ahí marcas, a fuego, no solo por el dermografismo de mierda sino porque se las daba yo, y cuando te acaricia la persona que quieres se te eriza la piel y quema, dejando a su paso un recuerdo que ni muchas otras pueden borrar.


-Ann.

Quiero que vengas y me beses un poco más y luego ya si eso hablamos y nos rompemos lo poco que nos queda por romper..


Estaba escuchando una canción y no sé si has sido tú el que le ha dado los derechos para poder hablar de nuestra historia pero solo sé que habla de ti y de mi, o eso o soy yo que quiero recordarte a cada paso que doy. Quiero recordar constantemente la historia más bonito que el mundo no ha podido vivir, la historia que llevaba de título tu nombre. Y siento que no puedo, que no quiero acostumbrarme a no tenerte, a que pasen los días y no vuelvas como siempre hacías. A no poder soñar que te beso y te abrazo aún sabiendo que lo odias. No soporto la idea de que cualquier otra pueda ver en ti lo que tú me dejaste ver, otra que pueda quererte como yo no supe hacer, esa que pueda abrazarte como me voy a pasar yo años deseando hacer. No sé si el tiempo aquí servirá de nada porque éste pasa y yo te sigo echando de menos; creo que incluso te echaba de menos antes de conocerte porque no sé qué ha sido de mi vida antes de ti, no tenía sentido y ahora que no estás tampoco la tiene.

Sólo quiero que vengas y me beses un poco más y luego ya si eso hablamos y nos rompemos lo poco que nos queda por romper.


-Ann.

Hoy llueve y..


Hoy llueve y eso de esos días en los que te apetecería tumbarte en la cama mirando al techo y marcar de nuevo su número de teléfono. Escucharías un par de pip haciéndose esperar porque sabes que le encanta hacerlo aunque se esté muriendo de ganas por oírte respirar y, segundos después oirías su voz, en un susurro, un 'hola' que ya te afecta y te eriza la piel no porque lo haya dicho de una forma especial sino porque lo ha dicho él. Te reirás al escuchar como te llama 'idiota', como siempre hace. Os quedaréis en silencio y te dirá que te quiere provocándote mil mariposas en tu estómago y suspirarás y te reirás, no de él, sino de ti; por lo tonta que te vuelves cuando te llama. Le dirás que le echas de menos aún hablando con él, y él te dirá que todas esas risas que le das son los mejores momentos del día. Y te contará cómo le ha ido el día, que el examen le ha ido bien, que tenía ganas de volver a casa para poder tenerte y tú te harás la dura diciendo que no le has echado de menos cuando no has dejado ni un solo puto segundo de pensar en él. Te pondrás nerviosa al sentir como sonríe al otro lado y sabes que lo hace; que tú tienes ese poder en él de la misma forma que él lo tiene en ti. Y puede que habléis de nada o que quizás os queráis contar las mil y una en diez minutos que os sabrán a poco pero aún hablando dos minutos sabes que esos, son los mejores momentos del día porque el resto te los pasas pensando en él deseando tenerlo aquí y, no vamos a mentirnos, lloras por no tenerle aquí, por no abrazarle pero..no seas tonta, le tienes. Aún sin tenerlo pero le tienes y muchas desearían ser tú y tener tantas suerte de tener a alguien, tan así como él, que le quiera de la misma forma que te quiere porque sabes que en la faz de la tierra no hay otro chico mejor que pueda quererte mejor como él lo hace; o hacía.


-Ann.

La lluvia me recuerda los días que no te tuve y que me encantaría tenerte..


No sé si lo escuchas pero llueve, y cuando llueve me acuerdo de ti y no sé por qué, quizás porque me hubiese gustado pasar contigo esos domingos de lluvia, tirarme en el sofá sabiendo que te tengo ahí para abrazarme, me hubiese gustado poder ver una película contigo y no verla, me hubiese gustado besarte con el sonido de la lluvia de fondo y quererte como nunca nadie te ha querido. Demostrarte a besos las ganas que me he guardado desde que te he conocido y marcarte la piel a fuego con caricias de lo que te quiero. Y besarte, y seguir besándote durante horas y horas porque me muero de ganas de ti y no sé qué hacer con ellas.

Y cuando llueve y no estás me siento fría, sola y frágil. Y no sé para donde mirar porque mire donde mire me siento sola, siento que no puedo y que te necesito. Y pasan los segundos y no sólo llueve fuera sino que aquí dentro también empieza y no puedo parar; es un sin fin de lágrimas que no me secas y adoraría que estuvieses aquí para secarlas a besos, a caricias, a susurros diciéndome lo mucho que me quieres pero no estás, que sólo me queda la lluvia que me recuerda los días que no te tuve y que me encantaría tenerte.

-Ann.

Te escribo porque ésta es la única forma de llegar a ti..


Escribirte es la única forma que encuentro de llegar a ti, porque no hay día en el que no piense en ti, en el que no quiera tenerte cerca, en el que no piense que quiero que todo vuelva a ser como antes. Que seas tú el primero que se despierte y me digas 'eres una dormilona, no haces más que dormir' y lo dices porque me echas de menos y justo entonces despertarme con una sonrisa en la cara por culpa tuya. Y estar deseando que me llames y me digas lo mucho que me quieres y sonreír por tu culpa y reír a carcajadas sabiendo que tú estarás al otro lado haciendo lo mismo. Susurrarte bajito lo mucho que te necesito, que te quiero, que te pienso y que te busco. Y que dejaría mi mundo por ir al tuyo, que pondría patas arriba mi vida si puedo llegar así más fácil a la tuya. Estoy dispuesta a matar todos los monstruos que te han destrozado hasta ahora y besar todas tus heridas, despacito, no vaya a ser que duela. Que el único dolor sea del placer que tenemos juntos, de las ganas que nos guardamos, del miedo a perdernos pero aún así tenernos. Que estaría dispuesta a soportar todo el daño del mundo para que tu dolor fuese un poquito menos cada día. Y besarte, morderte y dejarte marca en la piel. Despertarte a besos como tantas veces hemos soñado- con una lluvia de besos que sería la única lluvia que vería tu rostro estando conmigo si yo puedo detener todas y cada una de las lágrimas que el mundo te obliga a soltar- y abrazarte, hacerte el amor. Acariciarte lento para no hacerte cosquillas y abrazarte aprovechando que soy la única persona a la que dejas hacerlo y mirarte como mira una persona enamorada a su amado. Besarte, cada noche, despacito, poniendo a prueba tus cosquillas. Acariciaría tu piel cada noche viendo como se eriza a mi paso sabiendo que provoco todo eso mientras tú provocas en mi eso con solo mirarme, con solo escribirme. Me llegas tan hondo como a muchos les gustaría y no ha podido; que todo el mundo se queda ahí, mirando como soy y nunca tienen la fuerza suficiente como para entrar en mi y pisar el corazón dejando huella. Una huella que solo has sido tú capaz de dejar y sé que no se borrará porque lo del corazón no se borra. Y hace unas semanas que éste es tuyo y ahora que te vas siento que falta una parte de mi que aunque pasen los años va a seguir siendo tuya y, por eso te escribo; para que me la devuelvas pero sólo si tú vienes con ella.

-Ann.

Cómo mejor estamos..


Dices que dejarnos ir es lo mejor pero todavía estoy descubriendo para quién, porque míranos, echándonos de menos como un par de gilipollas enamorados- que es lo que somos- y no siento que no tenernos sea lo mejor para ninguno de los dos. ¿Sabes cómo mejor estamos? Juntos, enganchados a la pantalla del puto móvil no porque estemos viciados a él sino porque estamos enganchados a la persona que escribe ahí. Estoy enganchada a ti. Que cómo mejor estamos es soñando en abrazarnos y abrazándonos. Cómo mejor estamos es soñando en besarnos y tener tus labios a milímetros de los míos suspirando mientras te digo lo mucho que te quiero así como tanto te gusta a ti. Cómo mejor estamos es mirándonos a los ojos sin pantallas de por medio para comprobar que tienes el mismo efecto que tenía tu voz al llamarnos y sí, joder, lo tiene. Cómo mejor estamos es esperándonos y soñando que nos tendremos mientras nos queremos, aún estando lejos. Cómo mejor estamos es pensándonos sabiendo que llegará el día en el que nuestros besos nos impedirán pensar y nos dejaremos llevar como tantas veces hemos soñado. Soñaba despierta contigo y ahora que no te tengo ni sueño ni duermo y sólo te espero. Y así no es cómo mejor estoy, preferiría estar recibiendo algún que otro mensaje tuyo mientras me oyes reír por nota de voz y te susurro despacito todo aquello que te vuelve loco, y ver cómo te muerdes el labio sabiendo que llegará el día en que sea yo la que te lo muerda. Y sí, puede que sean duras las ganas de nosotros, de tenernos pero no hay nada más bonito que ser más fuerte que el miedo y que las ganas de tenernos superen a cualquier distancia posible que nos separa sabiendo que cualquier día, a cualquier hora la distancia que nos separe sea solo la de nuestra ropa y poder encontrarnos para perdernos el resto de nuestras vidas, y juntos, mejor, así es como mejor estamos amor.

-Ann.

Esa risa que te daba la vida y ahora que no la tienes, te la quita.


Y de repente, sucede, pasa que conoces a alguien que te cambia la vida, ese alguien que le da sentido a todo lo que antes no lo tenía. Esa persona que te alegra las mañanas con sus buenos días, y hace de las noches el mejor momento del día. Esa persona que con su risa te da la vida y que si pudieras; dejarías esa melodía como despertador, a dos centímetros de tu oreja. Y desde ese momento sueñas con poder abrazarlo y tenerle cerca con que sean sus besos los que te despiertan y tú le susurres bajito ese 'cinco minutos más'. Cinco minutos que dedicáis a quereros a base de besos, a caricias erizando la piel a su paso, a susurrarte bajito lo mucho que me encanta ser tuya y tú mío. Cinco minutos en los que me dedicaría a mirarte para recordar tu perfecta nariz, tus ojos color café que quitan el sueño a cualquiera, esas largas pestañas en las que más de una estaría dispuesta a perderse, esa sonrisa que morderías día si y día también, y le miras queriendo recordar la forma de sus labios cuando ríe por si se va, porque sabes que lo peor no será que se vaya sino que será olvidarle y no recordar cómo era esa sonrisa en la que te perdías y esa risa que para ese entonces parecía que te daba la vida y ahora que no la escuchas en vez de dártela, te la quita.

-Ann.

dilluns, 20 d’octubre del 2014

Hoy he oído como hablaban de ti.


hoy he oído como hablaban de ti, aunque siempre digo que se callen; que no quiero escuchar como eres feliz pero no he podido evitarlo. Ha sido escuchar tu nombre y que me empiecen a sudar las manos, he vuelto a escuchar el latido descontrolado de ese corazón que creía que se había quedado sin vida, esas pupilas dilatadas que ante todos me han delatado; esa sonrisa que he intentado esconder y no he podido al oír cómo hablaban de ti. Y yo pensando que ya no me afectabas, pensando en que si me preguntaban por ti, ya no me dolerías ni tendrías todos esos efectos en mi pero, mírame, vuelvo a estar y desde que te habías ido yo ya no era. Ya sabes que sin ti no soy y ahora parece que vuelvo a ser. 

hoy he oído como hablaban de ti y aunque he empezado a sonreír sin quererlo, he acabado llorando queriendo, porque sí, a masoquista no me gana nadie y he llorado sabiendo lo bien que te va sin mi; que sigues hiendo a ese bar en el que cada mañana te pedías un café solo pero conmigo, ese en el que entrelazabas una de tus manos con las mías debajo de la mesa y entre susurros me decías '¿sabes lo bonito que es quererse y que ni el mundo se de cuenta de que lo hacemos?', me han dicho que sigues sonriendo con esa sonrisa matadora dejando a su paso víctimas mortales pero que ninguna tiene el poder de acabar contigo como yo lo hice. Dicen que en ocasiones todavía me buscas pero que al mundo tus besos no le faltan y que a falta de los míos buenos te son los de cualquiera. Dicen que el color de tu mirada ha perdido su esencia desde que no es a mi a quién me miras. Dicen tantas cosas que nunca sabes lo que creer..dicen que me echas de menos pero si la gente tuviese razón ya habrías vuelto a nuestro sitio favorito del mundo a la misma hora de siempre pero yo he vuelto y te espero y no estás. Intento esperar esos diez minutos de siempre que te hacías de rogar pero ha empezado a hacer frío y el invierno ya es suficientemente frío sin ti.

hoy he oído como hablaban de ti y ya no me dueles- me gustaría decir- pero supongo que eso es algo que no puedo. He oído como hablaban de ti y aún rompiéndome más por dentro, no he dejado de sonreír ¿sabes por qué? Por que quiero que cuando esa gente que me habla de ti, te hable de mi; te diga que estoy de puta madre, que no te necesito y que parezco feliz. Quiero que cuando te hablen de mi; te salga esa sonrisa que siempre te salía esperando que yo la besara y que entonces notes esa ausencia de mi sabiendo que ninguna otra logrará lo que yo logré. Sabiendo que no hay una chica mejor para aguantar a un loco enamorado como tú. Así que no me pidas que te espere que yo ya no lo haré. Y solo espero que cuando te hablen de mi te sientas tan vacío como me siento ahora, espero que cuando vuelvas a nuestro bar a tomarte ese café lo notes amargo y no vuelvas nunca más queriendo dejar todo nuestro atrás. Espero que busques a tientas mi mano bajo esa mesa y solo encuentres ese espacio vacío que no te complementa como yo lo hacía. Solo espero que cuando te hablen de mi tu pulso se descontrole, agaches la mirada esperando levantarla y tenerme ahí, que se te dilaten las pupilas al verme sabiendo que eso es lo único que necesitas, espero que te muerdas el labio conteniendo esas ganas de mi y sólo...no me veas ahí. Espero que cuando te hablen de mi te sientas tan perdido y con ganas de buscarme como yo he tenido día tras día; que te hablen y duela y que en ese entonces te des cuenta de si has salido ganando con lo que has acabado perdiendo. 

-Ann.

dijous, 16 d’octubre del 2014

Tienes miedo y eso duele.


¿Sabes cuál fue tu error? Decidiste tomar la vía fácil y rápida pensando en que no te iba a doler, preferiste irte de mi vida antes de venir conmigo, buscarme, contarme tus miedos y yo poder calmarte, para eso estaba y no supiste verlo. No iba a decirte que las cosas iban a estar bien porque ni yo misma lo sabía pero hubiese hecho que esos miedos dejasen de controlarte y hubiese evitado ese error tan grande que has cometido. Dejarnos ir, así sin más, sin venir a cuento. De un día para otro, simplemente nos perdimos; como si fuésemos dos enamorados que ya no se quieren tanto y no, joder, yo te sigo queriendo igual o más que el primer día. Sigo siendo la tonta que espera a que vuelvas porque no quiere aceptar que ya te has ido, no puedo. A veces me paro a pensar y me pregunto si todo esto no te duele, si me echas de menos tanto como yo hago contigo; ¿le hablarás a alguien de mi? Cosas estúpidas supongo. 
Recuerdo que me decías que perderme te dolía, hablarme te dolía, no tenerme te dolía pero..¿y lo que a mi me duele no cuenta? Joder, que no hay noche en la que no te llore porque te echo en falta. Me dolió darme cuenta que no tenías la suficiente confianza para contarme todo aquello que te atormentaba, me duele que hayas tirado la toalla y no hayas seguido luchando por algo que, ambos, creíamos que valía la pena. Me duele dolerte. Me dueles. Tú, en todos los sentidos de la palabra dolor. ¿Como coño pasa una persona de hacerte feliz a hacerte daño? No tengo ni puta idea pero, tío, no dolías cuando me llamabas para escuchar mi voz de recién levantada y te reías de mi risa, no dolía el ponerme nerviosa cuando decías que ibas a llamarme sabiendo que odio hablar por teléfono, no dolía saber que te quedabas unas horas más conmigo cada noche, no dolía que hicieses eso por mi, no dolía tener una sonrisa constantemente en mi cara por tu culpa, ni tampoco dolía dejarme el móvil en sonido cada mañana para que tus buenos días fuesen los que me despertaran, no dolía oírte suspirar al otro lado del teléfono sintiendo que lo tenías todo ni tampoco dolía imaginarnos acurrucados juntos en el sofá sabiendo que eso era lo único que necesitábamos, no dolía quererte y joder cómo duele el no tenerte pero, eso ¿a quién le importa? A nadie le importa que eso me duela y si esto es lo que querías, adelante, si querías echarme de tu vida como se echan a las cosas que no quieres, aquí lo tienes. No digo que sea lo mejor, para mi no lo es; pero tenerte a ratos no es suficiente, no puedo fingir que no me duele. Tú me hablas de tu dolor y yo te hablo del mío, dolores distintos pero, chico, el dolor más bonito has sido tú y a veces me paro a pensar y desearía que dejásemos de dolernos y empezarnos a querernos como hacíamos sin importar si los ojalás que nos imaginamos dejarán de ser eso y pasarán a ser aquello que tanto ansiamos. No sé qué coño será de nosotros pero quiero que sepas que aunque me vaya de tu vida, aquí voy a seguir queriéndote; es que no me sale no hacerlo y espero que te valga la pena dejar todo esto porque a mi valer la pena no me la vale, sólo me la da. Es una pena que algo que era tan bonito acabe doliendo tanto, ¿no recuerdas lo felices que habíamos llegado a ser? Dime, ¿dejaste de sonreír en algún momento cuando estábamos juntos? Dímelo, necesito oírlo.
Me cuesta tanto seguir escribiéndote pero siento que esta es la única forma que tengo de tenerte y, joder, te necesito. Recuerdo que una vez me dijiste que no te cansabas de quererme y que me necesitabas, ¿tan rápido te has cansado? No puedo entenderlo pero no te preocupes, supongo que el que habla es este maldito dolor que sólo quiero que se acabe pero parece que se quedará para largo. ¿Sabes lo que pienso? Que no supimos cuidar este amor, no supimos regarlo día a día y a la larga se ha acabado marchitando y ahora ya no queda nada. Sólo quedan un par de desconocidos con recuerdos en común que, en partes distintas del mundo, se siguen queriendo y que por miedo no se arriesgan a tener algo tan bonito como lo que teníamos. Bueno..rectifico; yo sí me arriesgaría pero ya me conoces, yo siempre espero lo imposible aun sabiendo el propio significado de la palabra. Espero que vuelvas y me digas que me quieres; que todo vuelva a ser como antes pero eso es algo que ambos sabemos que no va a pasar, ¿y sabes porqué? Por que tienes miedo, pero yo también lo tengo y aún sabiendo lo insegura que soy ¿sabes qué? Hacía tiempo que había dejado de tenerlo porque tenerte a ti valía mucho más la pena que vivir con ese miedo que a la larga no me daría los besos que tu ibas a darme y que ahora ya no nos daremos. 


-Ann.

diumenge, 12 d’octubre del 2014

Si de algo estoy segura de que vale la pena; ese algo eres tú.



Esto va para ti, sí el que está leyendo esto.. sólo quiero que pongáis cualquier canción de fondo y leáis esto atentamente. A mi, en mis peores días me hubiese gustado que alguien me dedicase este tipo de palabras que voy a dedicaros ahora.

No sé si para vosotros este es un buen día, ni siquiera sé si os habéis levantado con el pie izquierdo ni tampoco a qué coño viene ese dicho pero hay días en los que no sabes porqué, te vienes abajo sin motivo aparente y a veces desearías que alguien te entendiera o que simplemente alguien se diese cuenta para así poder darte un abrazo de esos que, a veces, necesitas y no tienes. Cada uno tiene su vida, sí, pero no siempre cada persona es lo suficientemente fuerte para poder con ella.. la mayoría de las personas de nuestro alrededor ni se dan cuenta de lo hecho mierda que llegamos a estar a veces, se supone que para nuestra edad no existen los problemas y, el único problema es que no se detienen a conocernos, ni siquiera a preguntarte si estás bien o cómo te ha ido ese examen, ¿qué tal con las amigas? ¿y ese chico que te gusta qué? ¿y lo poco que a veces llegas a quererte? ¿si aún sigues llorando a esa persona que has perdido? Nunca se paran a preguntar si estamos teniendo un buen día hasta que no nos ven en nuestros límites y lloramos y, a veces, es bonito que alguien se de cuenta de que estás mal antes de llegar a esos extremos y por eso, hoy, aquí y ahora, quiero deciros que por muy grandes o pequeños que consideréis vuestros problemas; no hay nada que no se arregle con el tiempo. Y quiero que aunque miréis a vuestro alrededor y no veáis a nadie, siempre tendréis a alguien- yo, o cualquier otra persona- que quiera veros felices. Es duro, es duro seguir día tras día cuando te das cuenta de que hay la misma mierda de siempre en diferentes momentos y que parece que no se acaba pero oye, somos jóvenes y las malas rachas no pueden durar eternamente, siempre podemos intentar echarle huevos y acabar con ellas antes de que éstas acaben con nosotros. No he venido aquí a deciros que todo va ir a bien, ni que las cosas mejorarán porque eso no lo sé ni yo, sólo he venido a deciros que no estáis solos porque estoy segura que en cualquier parte del mundo tenéis a alguien que sería un poco más feliz si vosotros lo fueseis y por eso, muchas veces yo sonrío, por ellos. Porque me paro a pensar y me doy cuenta de que mi felicidad no solo es la mía sino también de aquellos que me importan y les importo. Y no sé si hoy para vosotros es un buen día pero, chicos, quizás mañana lo es y vosotros podríais hacer que lo fuese; siempre he dicho que todo se arregla menos la muerte y para eso; aún queda mucho. Y, escúchame.. sé que eres fuerte; sólo hay que verte después de haber soportado toda la mierda que has tenido que soportar, sigues aquí, mírate, yo estaría muy orgullosa de alguien como tú. Así que no des todo por perdido, ni te hundas porque no vale la pena y si de algo estoy segura de que vale la pena; ese algo eres tú. 

Así que, si en algún momento tienes ganas de llorar, hazlo. Nunca viene mal pero quiero que hagas una cosa; cuando acabes de llorar, vete al baño, sécate las lágrimas y lávate la cara y sonríe al espejo y, así, con esa sonrisa es como quiero verte. Y estoy segura que llegará el día en que sonrías frente al espejo y será de verdad porque serás feliz y yo, aquí perdida, estaré muy orgullosa y feliz de que lo seas porque después de toda esta mierda, te lo mereces más que nadie y eso quiero que lo sepas. 


-Ann.

Y en noches tontas sólo quieres desaparecer.



A veces desearía poder parar el tiempo y decirle a mi corazón que se detuviera con ésta mierda; que dejase de latir por ese alguien que ya no está, que ya no tiene sentido seguir mirando atrás creyendo que volverá. Pero no sé qué nos pasa que tenemos esa extraña manía de no perder nunca la esperanza creyendo que existe la posibilidad de que vuelva, ¿por qué no? Te preguntas, si te quiere tanto como decía e incluso más de lo que tú llegas a quererle, vendrá..pero, ahí está la trampa, que no te quieren lo suficiente- o nada- cómo para quedarse. Mira a tu alrededor y dime, ¿qué coño ves? Porque yo no veo nada, ¿no te cansas de dar, dar, dar y no recibir nada? ¿no te das cuenta que por mucho que des toda tu vida por alguien, ese no la dará por ti? Es injusto, lo sé, pero no todos estamos dispuestos, como tú y como yo, a querer cómo queremos. Y no aprendemos eh, damos todo lo que tenemos por alguien que al final se va y te quita todo lo bueno que tenías y que te había dado y, le lloras, porque sí, lo haces; no te engañes. Y no le lloras porque te haya dejado sin nada, le lloras porque esa persona te ha importado tanto que el vacío que te ha dejado al irse no es comparable con ningún otro tipo de vacío. Piensas que quizás con cada lágrima llenarás ese hueco que han dejado pero sabes que, ni aún pasando años, nadie será capaz de significar lo que él y no sé cómo me lo monto que; cada noche, intento odiarle pero al final solo acabo odiándome un poco más a mi por pensarle tanto; ¿os he dicho que odio las noches? El otro día, me vine abajo- ¿cuando no me pasa eso?- Y le lloré, joder si lo hice; me senté detrás de la puerta de mi habitación y lloraba y le gritaba en silencio a este vacío que me ha dejado; ¿habéis tenido nunca ese pensamiento de querer desaparecer? Joder, yo últimamente lo tengo constantemente. Sentía que nada tenía sentido desde que nos habíamos dicho adiós; y le lloré supongo que no lo suficiente cómo para que volviera pero sí lo suficiente para darme cuenta que no valía tanto la pena. Sabía, entre lágrimas, que aunque pasara el tiempo y él intentase enamorarse; nunca encontraría a alguien que, como yo, le quisiera incondicionalmente a pesar de sus miedos e inseguridades, a pesar de toda la mierda que llevábamos ambos encima. Era capaz de soportar todo eso suyo tan sólo por tenerle sin saber que, a la larga, acabaría hundida de tal manera que parecía que la única persona que podía sacarme de ésta mierda; era la misma que me había hundido en ella. 


-Ann.

dilluns, 6 d’octubre del 2014

Lo raro no era quererla, lo raro era que alguien tan increíble como ella, no se quisiera.

Ella se odiaba pero la primera vez que la vi pensé en que tenía los hoyuelos más bonitos que había visto jamás y, por eso, siempre intentaba hacerla reír porque aparte de ser una de las mejores melodías que cualquier cantante desearía, en ese instante aparecían de nuevo esos hoyuelos que podían acabar conmigo. Ella siempre decía que todo el mundo le decía que tenía una sonrisa preciosa y no se equivocaban, creo sin duda alguna que esa era la sonrisa más sincera y aún teniendo imperfecciones, la más perfecta. Y la hacía reír porque eso me daba la vida, tío. Te miraba fijamente mordiéndose el labio intentando aguantar sin reírse sabiendo que segundos después iba a estallar a carcajadas y mientras, yo, me fijaría en como se le achinaban los ojos, en como se tapaba la cara para no verla reír así, y ese sonido podía darle vida a cualquiera y eso me molestaba porque sólo quería que me la diese a mi. Ella siempre me decía que la odiaba, que no le gustaba reír pero por mi aprendió a hacerlo sin miedo a que la gente de alrededor la mirase, yo siempre le decía que estaba preciosa y reía. A carcajadas. Creyendo que le mentía y no, joder, odiaba que se quisiera tan poco. Me había pasado días y noches deseando que ella se pudiese ver con los mismos ojos con los que yo la miraba para saber que era la persona más bonita que nadie se iba a encontrar jamás.

Ella odiaba su pelo, siempre lo usaba como escudo e intentaba taparse los ojos con él sin saber que por muy común que fuese el color de sus ojos, le quitaban el sueño a cualquiera, a mi. Y no sabéis las veces que había deseado abrazarla y esconderme en su larga melena y oler esa fragancia a coco que me volvía loco. No sabéis las veces que he pensado que el mismísimo paraíso estaba ahí, en su cuello, ni tampoco las veces que he deseado enredar mis dedos por todo su pelo, esa larga melena que parecía estar tejida por dioses que intentaron hacerla perfecta y lo consiguieron. 

Ella odiaba mirarse al espejo pero por mi lo intentaba; a veces la veías ahí delante, frágil y callada, mucha gente pensaría que simplemente se estaría observando pero yo, yo sabía que dentro de su mente no dejaba de repetirse lo horrible que era y cómo alguien como yo podía quererla. Y cuando la veía demasiado seria, me ponía justo detrás suya, la rodeaba con mis brazos y me apoyaba en uno de sus hombros y la miraba fijamente en el reflejo del espejo y con una pequeña sonrisa le decía lo preciosa que estaba y, aunque no quisiera, ella siempre acababa sonriendo. Y después se giraba, se giraba para besarme sabiendo que en ese beso me decía aquellos 'gracias' que no tenía valor a pronunciar sabiendo que, con esas estupideces que yo le hacía, empezaba a quererse un poco más.

Ella odiaba tantas cosas que yo empecé a querer pero, hostia, teníais que ver lo feliz que era cuando estaba conmigo, se reía sin miedo, se miraba al espejo sabiendo que yo aparecería por detrás, se peinaba queriendo estar más guapa sin saber que a mi me gustaba más desmelenada, más despeinada; a lo loco, después de hacer el amor; en ese instante cuando me sonreía y me decía lo mucho que me quería estaba preciosa. Qué digo preciosa, estaba increíble, insuperable. No había cosa más bonita que verla despertar entre mis brazos y sentir que cada vez que ella no podía más, se venía a refugiar en estos sabiendo que ahí, era el mejor lugar de todos en el que llorar porque sabía que yo la cuidaría y, ahora que no estoy ahí para cuidarla me pregunto si se seguirá queriendo como me gustaría que lo hiciese, queriéndose tanto como yo le quise y le quiero.

Ella se odiaba y yo la quería y quería enseñarle en que lo raro no era que alguien como yo, un gilipollas, la quisiera..lo raro era que alguien tan increíble como lo era ella ni se amara. Era fácil de querer, joder, la mirabas y te sonreía y ya la querías. No podías no hacerlo y yo tuve la suerte de conocerla y es que cuando encuentras a alguien así piensas en todas las noches en las que has estado solo y, te das cuenta de que esas noches no eras ni la mitad de feliz que lo eres con ella y sí, la quise y lo sigo haciendo y ella no se quedaba corta en eso, no sabéis lo bonito que quería, a su manera porque ella nunca te lo decía pero te miraba a los ojos y sabías que lo hacía, con ese brillo te decía lo mucho que te quería y hasta ahora no hay nadie que me haya querido así y aunque la haya tampoco la quiero como la seguiré queriendo a ella. No habrá otros hoyuelos en los que me pierda ni a los que quiera besar, ni unas ojeras tan bonitas por las que velar, ni unos labios mejores a los que besar, ni una chica tan perfecta como lo era ella a la que querer y amar. 


-Ann.