divendres, 24 de juliol del 2020

Ya no queda ni rastro de ti.

Te escribo en medio de todo este caos que siento dentro, entre ese sin sentido de lo que es la vida sin ti. Todo era diferente cuando estabas, y ahora que no estás, también lo es. Aun sigo intentando descubrir si eso es bueno. 

Me vienen a la mente todos aquellos planes que queríamos hacer, esos que ni siquiera nos planteábamos que tenían su propia fecha de caducidad, y casi ni siquiera soy capaz de verlos de lo lejanos que ya han quedado, no por haberlos vivido, sino por haberlos perdido como quien chasquea sus dedos en una sola milésima de segundo. El pasado me trae a flote todas aquellas letras que llegué a escribirte y no soy capaz de encontrar el primer te quiero que te dije, creo que ya solo lo recuerda el lado izquierdo de mi cama, justo el sitio donde tantas veces te sentí como mía. Porque yo ya no. Es como si estuviera en una pesadilla de la que todavía no estoy segura de si ya he despertado. 

En el fondo, mi corazón tiene la sensación de que tenemos un millón de recuerdos en nuestras manos y en las mías ya solo me queda el rastro de las ganas que me diste y los destrozos de las ilusiones que me dejaste. A veces me da por pensar que si las estiro un poco, casi puedo tocarte y encontrarte, pero como siempre, es solo un sueño desdibujado en el que creo que todavía sigues aquí, siendo un poco mía. Porque a veces pasa, te sientes parte de alguien, como si ya le conocieras y le pertenecieras des del primer segundo en el que te mira y sientes que durante un segundo todo se detiene. Pero, muy en el fondo, sabes que no lo hace. 

Han pasado días y a veces aun me cuesta respirar, se me viene todo encima y recuerdo la de veces que decías que más no podías quererme, pero mejor, estoy segura de que sí. Podrías haber estado en esos momentos en los que más pequeñita me sentía, podías haber acallado mis miedos más profundos cuando yo no paraba de matar a los tuyos solo para que no te separasen de mí. Sentí, contigo, que por primera vez en mucho tiempo volvía a saber el verdadero significado de querer pero, al mismo tiempo, volví a descubrir que -aunque pasen los años- nunca nadie me va a hacer sentir de la forma que hace tiempo alguien logró. Casi lo consigues, joder, pero te quedaste a medio camino de saber quererme bien. Y por eso me fui. Así que aquí tienes mi respuesta a tu por qué, no es por ti: es por mí, porque al final no sentía tanto y entre todo ese desorden y desastre que creamos, entre tanto perdón y miedo, acabé descubriendo que lo que había sentido como hogar, estaba siendo mi propia cárcel. 

Solo espero que mientras yo vuelvo a recuperar partes de mí que sentía que debía dejar atrás por ti, puedas ser feliz de la manera que sea porque realmente te lo mereces. Quizás yo tampoco supe quererte bien, quizás el desastre del que tanto temías tan solo era yo y no tú. Este es mi adiós, esos de los que casi siempre huyo pero que hoy me aferro a él como una forma de cerrar este capítulo y poder dejarte atrás. Sé feliz y espero que te quieran y se queden, pero contigo, la de verdad. Y tendrán mucha suerte, quizás algo que yo no supe apreciar. 

Nunca lo sabremos y... nada, solo, adiós y, que aunque me vaya, te quiero. 

-Ann.