dimarts, 15 de setembre del 2015

Echarte te menos y escribir para tenerte.

Palabras que nunca te dije y que un día escribí:

"Conocí, en ésta vida o quizás en otra, al aprendiz de Neruda. Nunca podré llegar ni a escribir la mitad de bien que él llegaba a hacerlo, ni aunque lo intente. Escribía de tal manera que te enganchabas a ello, de la misma forma que un adicto se engancha a la coca y no puede dejarla. Yo tampoco podía. Él, podía contarte mil historias en versos que describían todas y cada una de las espinas que se te clavan cuando te enamoras y ese amor, te abandona. Podía hablarte de sueños e insomnes que lo eran por musas con las que un día soñaron y que al final simplemente se esfumaron. Y yo hoy le intento llegar a la suela de los zapatos y le escribo pero no a él, hoy, a la luna, para decirle que le susurre que vuelva, que le diga que no sea uno de aquellos que ya no lucha por miedo. Le escribo a ella y quizás a ti con la esperanza de que lo leas y te des cuenta de que no hay nada más bonito que un amor cuando florece y vive y no aquel desamor del que tanto escribimos. Y qué bonito florecer parecía tener el nuestro pero, no, no florecía, esa flor que simbolizaba nuestro amor acabó marchita por no saber cuidarla y te admito- desde aquí- que es una pena y, una vez alguien me dijo que cuando yo sonreía se me formaban unos hoyuelos preciosos que hacían florecer todas y cada una de las flores de nuestra amada Primavera y desde que te has ido ha desaparecido, he dejado mi sonrisa por el camino y he dejado, también, la Primavera incompleta por falta de sonrisas y eso, eso sí que es una verdadera pena. Y, ¿sabes qué? desde que Neruda dejó de escribirme parece que las heridas que tenía antes de engancharme a él y a leerle, vuelven a abrirse como si quisieran recordarme lo sola que me he quedado y la falta que me hacía -y hace- un buen escritor como lo era él. Y yo, como una loca como a veces me llamabas, te escribo como si fueses alcohol puro para mis heridas y me curaras todas y cada una de ellas con las palabras que un día me dijiste. Y aquí me tienes, a las tantas de la madrugada y no sé ni qué hago aquí, parece que solo hago que escribirte un pedacito de mi o de ti y, ya no sé si la musa que un día fui sigue inspirándote a escribir o si en cambio ahora te quita las ganas de vivir como a veces me las quita a mi.

Y te diré, con total sinceridad, que hoy he vuelto a leerte- después de mucho tiempo- mientras Ludovico sonaba de fondo. Nuestro amado y preciado Ludovico. No he podido evitar leer aquellas palabras que un día me dedicaste, recuerdo que dijiste que yo era de esas chicas que todos miran, admiran e idolatran, pero que muy pocos entienden. De la que escribe mucho del pasado para hacer ver que lo ha superado. De las que rompen poco, excepto a ella misma. De las que sienten rápido y olvidan lento. Y no te equivocabas, te recordaba a una leona pero incluso ella tiene sus momentos de debilidad y pierde la fuerza y yo hace mucho que ya la perdí. Te perdí y la perdí. Y ya no sé cómo seguir, eras como una de esas adicciones que aunque quieras, no las superas. Y te juro por encima de todo que lo he intentado pero, ya ves, aquí me tienes, escribiéndote de nuevo como si algún día lo hubiese dejado de hacer. El tiempo pasa, llega Febrero y tengo miedo de que sigan pasando los días y tú no estés en ellos. Llegará Mayo y parece que lloveré con él. Cuántas lágrimas soltaremos, agua de mayo, o no, también agua de mi. De mi sin ti. Parece que todo se vuelve gris y lo odio en todos sus matices porque tú me dabas color en todos los sentidos. No sé qué más decirte porque quizás para ti todo esto no tiene ni sentido, ni siquiera sé lo que estoy haciendo, parece que te quiero de vuelta porque no es tan fácil dejar ir a la única y última estrella de esta galaxia encontrada que encontré en ti mientras observaba a nuestra amada Luna en esas noches que nos teníamos. No puedo dejar a esa estrella, no tan fácilmente, no puedo y menos cuando fue la primera que tuve entre mis manos y me hizo tan feliz. Tonterías mías supongo; no creo que ni haga falta que te diga quién soy porque ya lo sabrás; conoces bien a la que fue tu musa aunque ya dejó de serlo y no sé a qué he venido; solo sé que he cogido un bolígrafo y un papel y he empezado a escribir y, aunque no lo entiendas, toda esta mierda que te he escrito viene siendo lo mismo que un 'vuelve' porque eso es lo que realmente necesito."

-Ann.

Así soy yo.

Mucha gente a veces de la nada me ha dicho "cuéntame cosas sobre ti" y todavía se me queda la misma cara de tonta al no saber por dónde empezar ni qué decir. 

¿Por donde empiezo? Soy una soñadora nata, que se imagina los planes más imposibles y que una parte de mi lucha por hacerlos realidad y a su misma vez, soy esa chica que a veces le apetece una buena tarde de sofá, manta y series y dejar lo de luchar por algo para mañana. Esa chica que cuando se le mete algo entre ceja y ceja no para hasta conseguirlo y tenerlo, esa misma que a veces el miedo la frena a vivir, a hacer lo que le apetece pero que otras veces piensa, ¿y por qué no arriesgarse? Si ya he perdido muchas cosas en ésta vida, ¿qué más puedo perder? Soy la persona más cabezona del mundo y aunque me digas que no, yo siempre te diré que sí por el simple placer que me da discutir con alguien y acabar riendo por mi estúpida tozudez. Me gusta lo imposible, lo improbable y por lo tanto, poco probable; siempre querré hacer aquello que la gente ni se atreve y lo haré aunque haya lo posibilidad de caer, caeré en ese precipicio con los ojos cerrados y con impulso si eso es lo que verdaderamente quiero y lo que realmente me hace feliz. Me gusta fijarme en los pequeños detalles; aquellos que ni la gente ve; como esa forma que tienes de apartarte el pelo de la cara o lo mucho que frunces el ceño cuando algo no te gusta; esos pequeños detalles que la gente no suele ver porque está demasiado preocupado en sí mismo. Me gusta demostrar, día tras día, lo mucho que quiero a la gente que quiero aunque también soy de esas que, si pasas por mi vida, siempre te recordaré aunque salgas de ella. 

Soy esa persona que siempre cae y aunque a veces pierda las fuerzas y se quede ahí tirada, siempre acabo levantándome aún sabiendo que a los pocos segundos de estar de pie, es cuestión de tiempo volver a estar abajo. Me gusta disfrutar de cada pequeño momento como si fuese el último y decirle a aquella gente que tengo conmigo, te quiero, todos los días de mi vida. Me gustan los abrazos, sin venir a cuento, aquel tipo de abrazos que parece que te curan y que te dan un poco de vida. 

Soy esa clase de persona que se muerde las uñas nerviosa o que no deja de tocarse el pelo pero que luego parece la más tranquila de todas, esa chica vergonzosa que le cuesta hasta pedirte la hora pero que al fin y al cabo echa un par de huevos si no le queda más remedio. Esa que lucha contra cualquier adversidad y que no se rinde fácilmente, la que a veces llora cuando ve que las cosas no salen bien o que no tiene lo que necesita pero la misma que luego sonríe a pesar de todo lo malo que puede venirle. Aquella chica que mira siempre por todos menos por sí misma porque cree que la felicidad o la sonrisa de una persona, le basta para sentirse un poco mejor. Soy esa clase de persona que tiene muchos miedos, muchas inseguridades y muchos complejos que finge no tenerlos y parece que se le da de puta madre pero lo hace porque cree que, al fin y al cabo, de tanto fingir se lo acabará creyendo y se acabará queriendo.

Ese tipo de chica que no se quiere pero que lo intenta, siempre lo intenta porque cree que la vida se basa en eso; en intentar, seguir intentándolo aunque salga mal, caer, llorar y todo lo que te dé la gana pero intentarlo hasta conseguirlo.

Soy quién dice que no va a ilusionarse nunca más y al segundo siguiente ya lo está haciendo y esa sonrisa de tonta lo demuestra porque a pesar de las hostias que me de la vida, siempre querré intentarlo una vez más para ver si ésa será distinta porque sí, joder, ¿quién me dice que no va a salir bien? Y a pesar de ser una negativa de mierda o quizás realista, no sé, me gusta creer que todo aquello en lo que creo y sueño, puedo tenerlo si lucho por ello. Así que a pesar de todas las inseguridades y de todas las cosas malas que tengo, nunca me rindo porque no quiero que pase el tiempo y darme cuenta de que lo que he vivido, no era lo que quería, lo que sentía o lo que necesitaba.

Quiero cambiar, quiero crecer y quiero seguir siendo yo; esa chica con sus pequeñas manías que la hacen un poco especial aunque a veces no sea capaz de verlo. 

-Ann.

divendres, 11 de setembre del 2015

No quiero perderme aún sabiendo que ya lo estoy.

¿Recuerdas lo fuerte que era cuando se trataba de nosotros? ¿Recuerdas que a pesar de ser una insegura de mierda sacaba las ganas de luchar de donde no las había? Pues cariño, creo que esa fuerza se fue contigo el mismo día que decidiste irte porque sino no encuentro otra explicación. 

Verás... nada va bien, ¿sabes? Supongo que como a todos, un día malo lo puede tener cualquiera pero, ¿tantos? Y no es que me guste sentirme así pero no sé cómo salir de ésta mierda. Cariño nada va bien aquí. Nada. Me levanto y no hay día en el que no me sienta sola; sigo con mi vida, salgo, disfruto, me río, me... todo. Pero he llegado al punto en el que me he dado cuenta de que no dejo de fingir, que realmente no me siento con ganas de reír y aún así lo hago pero, no sé si soy yo, mucha gente me ha dicho que cuando sonrío mis ojos ya no lo hacen y, joder, lo sé. Sé que no lo hacen porque no dejo que lo hagan, porque ahora mismo no me siento feliz. Y eso hace que recuerde algo, alguien -algún día- dijo que los ojos son el espejo del alma y creo -sin duda alguna- que si me miras verás lo rota que me siento (o que estoy). 

Y no es que sienta que el mundo se me viene encima sino que el mundo ya ha caído y ha destrozado todo a su paso. Y te cuento esto porque ya no puedo más; no dejan de haber problemas en casa -como en todas supongo-, no dejo de perder a gente que para mi es importante pero ya veo que yo para ellos no, la gente se distancia y aún no entiendo el por qué, me dejan así sin más o ni siquiera luchan por mantenerme con ellos, siento que soy invisible a los ojos de todo el mundo cuando luego soy la primera en estar ahí para todos (aunque digan que están bien o que no pasa nada), siempre estoy ahí. Siento que todo lo que quería hacer a lo largo de mi vida me está saliendo mal o que quizás nunca llegará a pasar. Y es que cuando viene algo bueno en mi vida ni lo disfruto porque no paro de preguntarme hasta cuando me durará, sé que poco. Y sí, me siento sola aún sabiendo que no lo estoy y creo que eso es lo peor de todo; tener a gente y aún así sentir que no tienes a nadie, sentir esas ganas irrefrenables de llorar a todas horas y no querer salir de la cama, ¿para qué? ¿acaso me espera algo bueno? Eso me pregunto todos los días. 

Y he llegado hasta el punto de no poder más, de no querer sonreír porque no me apetece, de sentir que me falta algo o alguien, quizás yo o quizás tú, no lo sé pero si te digo la verdad creo que dentro de todo lo malo que estoy viviendo, el no tenerte es el menor de mis problemas. Porque, cariño, el tiempo pasa y sé que no voy a tenerte, que quizás las cosas no mejorarán o puede que sí, no sé pero sé que no voy a tenerte y lo que de verdad me acojona es que pase el tiempo y no saber si me tendré a mi, si quedará algo de mi o si seguirá esto igual de roto que lo está ahora pero sé que si volvieras y me miraras, no reconocerías a quien dejaste aquí; de hecho ni yo lo hago... sinceramente no sé ni lo que quiero, ni lo que soy ni lo que busco; solo espero llegar a encontrarme y no perderme de la misma forma que te perdí a ti, que pierdo a todos (incluso a mi). 

-Ann.