Lo que sí que sé es que cuando veo que vienes siento trompetas tocar, en mi cabeza. ¿Es eso raro? Creo que tratándose de ti, no. Tus piernas al caminar ya hacen el resto. Son como el primer verso de un gran hit. Y tu pelo, largo pelo, suave como una catarata, lo continúa, como la introducción a algo que no te dejará indiferente. Y tus ojos, ¿quién les diría que no? Son como poesía musicalizada, dulces y de color café. Y tus labios, como perfecto estribillo de esta harmonía que eres tú entera. Y tus pechos, que no paran de resonar dentro de mi cabeza, al ritmo que marcan tus piernas. Y luego está tu culo, que hace que el arte que creas se termine perfectamente, dejando tu áurea intacta. Y al verlo, triste, sé que se ha acabado, al menos por un tiempo, hasta que no vuelva a escucharte. Y los violines anuncian el final de tu estancia.
Te pegas como mi canción favorita.
-Alejandro.
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