diumenge, 22 de juny del 2014

Me falta él.


'me dolía ver que no había venido a buscarme, el reloj marcaban las doce y cincuenta y seis y no había venido a por mi. Quedaban exactamente cuatro minutos para que el autobús se marchara, ¿dónde? Donde el mundo quiera llevarme, sea donde sea, ahí donde va la gente cuando necesita desaparecer.

La estación de autobuses estaba repleta de gente y aún así no podía dejar de sentirme sola, estaba rodeada de personas que se despedían de otras; quizás con abrazos, otras con besos. Se prometían que volverían a verse en un tiempo sabiendo que a la larga solo se olvidarían la una de la otra. Había gente llorando porque no querían perder a alguien que querían, había gente feliz por irse de vacaciones, gente de todo tipo y luego estaba yo. De pie al lado de mi maleta, enfrente del autobús, sin saber qué hacer. Miraba a mi alrededor esperando que viniese a verme, a decirme un último adiós o a pedirme que me quedara con él pero no había nada. Nadie. 
No podía dar marcha atrás, había decidido seguir con mi vida sin él sabiendo que si me quedaba, a la larga me rompería el corazón pero, éste aun albergaba la esperanza de que él apareciese. Decidida, metí la maleta en el maletero del autobús para después subir en él, cuando pisé el primer escalón, eché la vista atrás-por última vez- y me despedí en silencio de lo que hasta ahora creía que era mi hogar. Cerré los ojos unos segundos y acabé de subir los últimos escalones que me quedaban hasta llegar a mi asiento. 

Miré de nuevo mi reloj, quedaban dos minutos. Noté que me estaba mordiendo el labio para no llorar, sentía que los ojos me brillaban porque estaba marchándome de verdad, como prometí que haría si él  me fallaba. Vi, en mi muñeca, la pulsera que él me regaló; tenía colgantes de recuerdos que habíamos vivido juntos; un corazón- de lo mucho que nos queríamos-, la Torre Eiffel dónde me declaró que estaba profunda y locamente enamorado de mi, la silueta de un piano; aquel dónde tocaba la melodía de nuestra historia nunca contada. Habían tantas cosas que recordar. Intenté quitarme la pulsera pero al no conseguirlo, la rompí. Quería deshacerme uno a uno de los malditos recuerdos que me había dejado, de las promesas que había dejado por cumplir, de los besos que dijo que me daría durante toda su vida. Toda una vida prometía, resulta que ahora una vida dura muy poco..

En ese momento miré por la ventana, parecía que el mundo iba a cámara lenta, las parejas se daban sus últimos besos, veías como había gente riendo, niños que lloraban al decir adiós a alguien importante, gente feliz; otras no tanto. Iban subiendo los últimos pasajeros y el adiós parecía estar más cerca. Se cerraron las puertas y sabía que ya no había marcha atrás. El autobús se puso en marcha pero segundos después se detuvo por unos golpes en el cristal de la puerta. Intenté mirar quién era e inesperadamente incluso sin verle, noté a mi corazón latir de nuevo, así como hacía días había dejado de hacer. Me incorporé de mi asiento al escuchar mi nombre repetidas veces y entonces, lo vi. Se acercaba lentamente por el pasillo e inconscientemente salí de mi asiento para acercarme a él.


-No puedes irte- dijo con la respiración entrecortada de la carrera que se había pegado.

-Estás retrasando el viaje- le miré seriamente.

-No puedes- repitió- Prometiste que no te irías a ninguna parte aunque las cosas se pusieran difíciles, dijiste que pasara lo que pasara te quedarías porque merecía la pena luchar por esto- estaba rojo de la rabia-Creía que valían más tus promesas.

-Hablas de promesas cuando eres el primero que no entiende el significado de ellas- admití, intentaba por todos los medios no llorar, no quería- Te duele que las haya roto pero yo no puedo quejarme de que tú no las cumplas, ¿no?- miré hacia otra parte porque si le miraba de nuevo sabía que iba a quedarme- He intentado que las cosas salgan bien y lo sabes, he intentado lo imposible por ti, por que te quiero- suspiré- Pero hay un límite para querer, ¿lo sabes?- le miré un segundo- Y hace mucho tiempo que ese límite lo he sobrepasado contigo y aún así me quedé porque te quería, intenté olvidarme de ti e incluso no sentir nada pero estás metido tan hondo en mi piel que no sales ni aún clavándome otro clavo como ese dicho dice- notaba algo húmedo en mi mejilla- Estoy cansada de ser la pobrecilla a la que le fallan cada día.

-No puedes hacerme esto- me pidió.

-Y tú sí puedes romperme el corazón, ¿eh?- intenté reírme pero fallé- ¿Sabes?- me miró- Quería que vinieses a buscarme para irnos juntos- vislumbré esperanza en sus ojos que pronto hice desaparecer- Eso era antes, quería que vinieras y me dijeras lo mucho que me querías y que no podías vivir sin mi pero..- las lágrimas iban a más y ya estaba perdida-No solo puedes vivir sin mi sino que sé que tampoco me quieres como has ido diciendo por ahí- me temblaba la voz- Y no sé exactamente cuando, quizás ha sido unos minutos antes de encontrarte aquí, justo ahí he pensado en huir y que si venías aprovecharía para decirte lo que nunca te había dicho. 

-Entonces..¿no vas a quedarte?

-¿Te quedaste tú cuando más te necesitaba?- le miré-¿Te importó abrazar a otra aún sabiendo que al otro lado del pueblo estaba pasando por el peor momento de mi vida?- negué con la cabeza- No dejamos de hacernos daño aún queriéndonos y creo que mi vida sería mejor si yo sigo por aquí y tú por allí- señalé la puerta del autobús- Estás haciendo esperar a mucha gente- le dije y miró hacia detrás.

-Si decides volver, estaré esperando.

-No te engañes- le miré negando con la cabeza y se dio la vuelta. Miré la pulsera rota en mi mano- Espera- le dije y se giró esperanzado- Esto es tuyo- acerqué mi mano para que la cogiera- No quiero absolutamente nada que me recuerde a ti- le miré- Ya tengo bastante con recordarte en cada centímetro de mi piel- me mordí el labio para no llorar más. Me miró una última vez y bajó del autobús. Me sentí observada en ese momento pero si os digo la verdad, no me importó. Volví a sentarme en mi sitio y miré a través de la ventana. Ahí estaba él, con la pulsera en la mano y buscándome entre la gente. No había marcha atrás. No era como esas películas en que la tía se rinde y cae en los brazos de su chico porque le quiere. Yo..simplemente no podía estar con una persona que me hacía más mal que bien. Dejé de mirarle, y quizás pensaréis que estaba cometiendo el mayor error de mi vida pero hay veces en las que tienes que aprender a dejar ir, no puedes retener contigo a alguien que no es para ti solo por el simple hecho de que le quieres. 

Cogí mis auriculares, aquellos que me salvaban de tantas y le di al modo aleatorio y no sé si el mundo estaba en mi contra pero sonó la banda sonora de mi vida, nuestra canción y no, no la detuve, dejé que sonara deseando que cuando llegase al último verso, no solo se acabara la canción sino que también se acabara éste sufrimiento. Cada letra de ésta me recordaba un momento con él y esperaba que pronto desapareciesen de mi mente o de mi corazón. Había llegado la hora de decirle adiós, de verle por última vez. El autobús arrancó y miré por la ventana para ver su espalda, esa que tanto me había encantado ver cada vez que me decía adiós y, segundos después se giraba para besarme una vez más. Esa espalda que tenía mejores vistas que la Torre Eiffel de París. Aquella que guardaba recuerdos en cada uno de sus lunares, aquella en la que había escrito con caricias versos que nunca pronuncié. Y no volvería a tenerla conmigo. 

Estaba dejando mi vida atrás y no os voy a engañar, también dejé parte de mi corazón ahí, una parte que solo a él pude darle y soy incapaz de dársela a nadie más porque no la tengo, era suya desde que lo conocí, le pertenecía y desde que me fui me falta algo, me siento vacía. Intento ser feliz pero sé a ciencia cierta que no lo conseguiré, no porque no quiera sino porque me falta algo para serlo..

..me falta él.'


-Ann.


2 comentaris:

  1. Joder, me has hecho llorar de verdad, Ann. Gracias por existir y escribir de esta manera. Al igual que la música, tú también me has salvado de muchas.

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  2. Eres genial ann no se como exicarlo. Cada palabra que escribes produce tanto sentimiento, no es la primera vez que me saltan las lagrimas al leerte. Sigue escribiendo porfavor, gracias un beso :*

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