dimarts, 13 de gener del 2015

Deja tu mensaje después de la señal.

"¡Hoooooooooola! Si escuchas este mensaje es porque ahora estoy ocupada y no puedo responderte- empezó a reír- En cuanto pueda contestaré a tu llamada solo tienes que hablar después de la señal –se hizo el silencio– Pip –pronunció– Es broma, ahora sí, deja tu mensaje y te llamo."

Sonó el famoso "pip" que me permitía dejar ese mensaje y en ese instante colgué. Me sabía de memoria su buzón de voz y me había llegado a pasar tardes enteras marcando su número de teléfono tan solo para oírla reír una vez más. Escuchaba esa carcajada y parecía que el ritmo de mi corazón volvía a la normalidad después de haberse pasado meses enteros sin funcionar, sin latir o sin vivir que, al fin y al cabo, viene siendo lo mismo. He perdido incluso la cuenta de los días que llevo sin ella, de las horas que hace que la he perdido y de los segundos que he deseado que vuelva. No sé ni en qué día vivo pero tampoco quiero saberlo porque como eche cuentas de los días que llevo sin ella me volveré más loco de lo que me volví al tenerla. Y ya no la tengo para que controle ese tipo de locura con todos y cada uno de sus besos. Esos que me daba en la punta de la nariz cuando yo me enfadaba, en el cuello antes de perdernos en el otro, en el pecho antes de irse a dormir, en todos y cada uno de mis dedos cuando entrelazábamos nuestras manos, en mis labios- aún sabiéndose de memoria el tacto y el sabor de ellos-, esa lluvia de besos que me daba en todo mi rostro todos y cada uno de los días a las siete de la mañana para hacer más llevadero ese día de mierda. Y ahora todos los días son una mierda igual que antes pero al menos en aquellos tiempos aún la tenía para poder ver la vida perdido entre su rizado pelo en el que me escondía cuando tenía miedo y en el que me perdía cada noche mientras le hacía el amor. Y todo esto os lo digo porque la echo de menos y escucharla reír entre ese mensaje hace que note más su ausencia porque, joder, no sabéis lo mucho que me ha llegado a calmar su risa en los momentos en que sentía que no podía más y ahora estoy en uno de esos momentos y aún escuchando su risa mil veces parece que la tormenta no pasa y estoy cansado de mojarme bajo tanta lluvia. 

En ese instante decidí llamarla de nuevo y tuve ese par de cojones que hace tiempo tendría que haber tenido: 

"¡Hoooooooooola! Si escuchas este mensaje es porque ahora estoy ocupada y no puedo responderte- empezó a reír- En cuanto pueda contestaré a tu llamada solo tienes que hablar después de la señal –se hizo el silencio– Pip –pronunció– Es broma, ahora sí, deja tu mensaje y te llamo." Sonó el verdadero 'pip' y agarre bien fuerte el teléfono.

–Dios, no sabes lo que a veces me llena el oírte reír, haces que parezca que todo vaya a ir bien y mira que hace mucho que en mi vida nada va bien. Exactamente los mismos días en los que no estás tú y no voy a darte la lata diciendo que he contado los días en los que no te tengo porque lo intenté pero perdí la cuenta. Te he llamado- una infinidad de veces- no voy a engañarte y hoy lo he hecho para decirte que te has dejado aquí todos y cada uno de los besos que un día me diste. No es que quiera que te los lleves pero con cada segundo que pasa se está borrando su marca y creo que deberías volver para hacerla eterna o al menos para que durase hasta la próxima. Notarás como en ocasiones mi voz me tiembla pero es cuestión de tiempo que me eche a llorar como un niño pequeño pero no te preocupes es solo porque te echo de menos, es como si me hubiesen quitado mi canción favorita o mi juguete más preciado que no dejaba a nadie, bueno...quizás no así, imagínate eso multiplicado por mil o por infinito, no sé. Solo sé que no estás, que mis camisetas echan de menos acoplarse a tus curvas y mis ojos echan de menos verte correteando por mi cocina cada mañana mientras ríes por mis cosquillas. Y yo echo de menos hacerte el amor de buena mañana o mirar una película juntos a la hora de la siesta. Y besarte, echo de menos besarte así como te besa ese chico que tienes ahora. Dile que le envidio y que desearía ser él por encima de todo pero sobre todo dile que si me lo cruzo le partiré la cara por atreverse a quererte sin saber que alguien como yo va a quererte eternamente. No sé si lo recuerdas pero un día te dije que si me atrevía a meter la pata contigo y te perdía, me llamases y me dijeras lo gilipollas que llego a ser por permitirme perderte y a día de hoy aún espero cada noche que me llegue ese mensaje en el que me digas lo estúpido que he sido pero en parte sé que no me llegará porque ya hay otro que tiene el privilegio de hacerte el amor todas sus noches y de verte dormir apoyada en él pero mi niña, quiero que sepas algo; aun estando con él no quiero que pienses en mi y en todos y cada uno de los besos que te dí. En todas y cada una de las razones por las que te quiero que le susurré muchas noches a todas tus pecas y mírate en el espejo si quieres y te darás cuenta que tienes miles de ellas, miles de razones por las que te quiero y lo sigo haciendo. Y estoy seguro, cariño, que él no te podrá dar- ni de lejos- las razones por las que te quiero. Pregúntale y dile a ver cuántas noches en vela ha pasado mirándote porque estoy seguro que no son ni una cuarta parte de las que he pasado yo. Que contigo tenía insomnio por pensarte, acariciarte y soñarte despierto mientras dormías y ahora parece que vuelvo a tenerlo pero la única diferencia es que a ti no te tengo. Solo me queda tu buzón de voz que creo que algún día se reirá de mi de tanto llamarle y hablar con él. Me sé de memoria todas y cada una de las palabras que sueltas en él pero tu risa, hostia, nunca me la aprenderé porque cada día la escucho distinta pero viniendo de ti nunca superará a ninguna otra y, ¿quieres saber algo? Es mi canción favorita sobre la faz de la tierra pero solo espero que nunca nadie la escuche en todos los matices que yo llegué a escucharla, y te diré otro secreto; mi favorita era la que soltabas encima de mis labios entre besos y, mi chica, si aún me quisiera, volvería aquí a buscar todos esos besos que en su día dejaste y no solo eso, también se quedaría un ratito más. Y ya sabes que cuando digo un rato más me refiero hasta el fin de mis días o de los tuyos o quizás de los nuestros, no lo sé, solo vuelve y termina de arreglarme con esos besos que en su día cosían mis heridas y ahora su ausencia dejan esas heridas abiertas y yo como gilipollas que soy y sabes que lo soy, meto el dedo en la herida para hacerte más presente y así volver a tenerte una noche más, que parece que hoy vuelvo a necesitarte. 


-Ann.

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