dijous, 14 de maig del 2020

Nunca te me acabes.

Nunca pensé como algo podía llenarme tanto. Tus brazos alrededor de mi cuello cuando ni siquiera puedes estirarlos más de dos palmos y, fíjate tú, la capacidad que tienen para llenarme de vida. Tu cara a través de la puerta que me impide llegar a ti, tu risa como si lo entendieras todo y supieras que las cosas van a ir bien. Las miradas que nos echamos cuando sabes que haces algo mal, y te ríes como si fuese el mayor secreto del mundo y solo quieres que yo te lo guarde. Tus pasos que me acercan a ti y tu mirada reconociéndome después de tantos días sin verte y acabando con mis miedos de que no te acordaras de quién soy y cuánto te quiero. 

Esconderte detrás de tus manitas para luego sonreír y gritarme que por fin estoy aquí. Tus "no" cuando te digo que me voy, y tus peleas conmigo contra mis "sí" que me separan de ti. Tu sonrisa cuando ves que me acerco y tu manita diciéndome adiós cuando me alejo. 

Solo espero que pasen los años y me sigas mirando y sonriendo como si quisieras que aún te guarde todos tus secretos. Ojalá decir tu nombre y que todavía me dejes encontrarte detrás de esas manos mientras te escondes y, ojalá también, que sean siempre tus abrazos los que traigan tanta calma dentro de toda la tempestad que aquí dentro todavía me recorre. 

-Ann.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada