dissabte, 10 d’octubre del 2020

No tendría nada por lo que seguir escribiendo.

El otro día busqué si me habías contestado a un mensaje que te envié hace años y descubrí que en realidad nunca llegué a enviártelo. Y lloré. Lloré porque mi mente no paró de pensar en qué habría pasado si realmente lo hubiera hecho, pero nunca vamos a saberlo. Quiero imaginar, como dice Andrés Suárez, "imagínanos", que quizás tú habrías perdido todos tus miedos y me habrías abrazado por fin. Puede que las ganas se hubieran multiplicado por mil y ni siquiera supiéramos el verdadero significado de echar de menos. Habría dedicado todo mi tiempo del mundo a saber de memoria cada centímetro de tu piel y te habría escuchado hasta las tres de la mañana para compensar todas aquellas veces que no pude y quise. Habríamos empezado a odiar las despedidas y a saborear cada pequeño instante en el que nos tenemos. Te habría cogido de la mano, a ti y a tus miedos, y daríamos los pasos necesarios para dejarlos atrás. Te habría dicho que te quiero mirándote a los ojos para saber a ciencia cierta que tú existes, que estás y que me quieres. Porque has sido la única persona que me ha querido bien y con todo. Contigo nunca tuve miedos y, después de ti, el amor ha vuelto a llamar pero nunca ha venido solo. Siempre ha sido con todos aquellos miedos que contigo ni llegué a conocer. Y nunca me enseñaste qué se hace con ellos. 

Si te hubiese enviado ese mensaje quizás ahora me giraría y te encontraría a ti escribiéndome y haciendo que me sintiera única para ti. Quizás ni siquiera yo misma habría comprobado que soy de las que olvida lento pero de las que te quiere sin que te des cuenta. Incluso no tendría que enseñarte cómo ha cambiado mi vida desde que no estás porque habrías podido vivir como he ido creciendo. Pero, joder, no llegué a enviarte ese mensaje así que desde que te fuiste fue como si hubiese dado un salto al vacío, como si acabaras de soltar mi mano, como si al girarme en la cama nunca hubieses estado en ella, como si nunca respondieras a esa llamada, como si nunca nadie hubiese escrito para mí, como si no hubiese habido nunca un primer mensaje. 

Fuiste casi todo para después convertirte en la nada más absoluta, asfixiante y vacía que he sentido en mi pecho. Porque si te hubiese enviado el mensaje, quizás... no sé. Estarías aquí, y me sentiría a salvo. Pero me giro y no estás. Y con el tiempo he descubierto que, si realmente te hubiera enviado ese mensaje, hoy yo ya no tendría nada por lo que seguir escribiendo. 

-Ann.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada